El reciente remake live‑action de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ ha demostrado que es posible respetar una historia querida sin convertirla en un ejercicio vacío. Dirigido por Dean DeBlois, el mismo creador de la trilogía animada, esta película ha demostrado que un enfoque cuidadoso, con rodajes en locaciones reales y actuaciones con peso emocional, puede lograr un resultado conmovedor y coherente.
También te puede interesar: ‘Me molestó’: Director de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ habla de las críticas que recibió el casting de Astrid
Mientras tanto, Disney ha enfrentado críticas crecientes por versiones en las que las buenas intenciones se quedaron cortas frente a las expectativas del público. Si quiere recuperar confianza, debería aprender del enfoque de Berk y no repasar de memoria un guion sin pulir.

¿Por qué ‘Cómo entrenar a tu dragón’ funciona donde otros remakes fallan?
El valor de este remake reside en su equilibrio: es fiel al alma de la original, pero respira por sus propios medios. No busca explicar lo obvio ni añadir elementos innecesarios. El uso de locaciones reales en Irlanda del Norte le da un sentido de escala y verdad; el resultado es palpablemente creíble. El diseño de Toothless, aunque más contenido en color, conserva la ternura que define al personaje, mientras que las actuaciones de Mason Thames y Gerard Butler dotan de humanidad a Hipo y Stoick, mostrando matices y emociones que en la animación resultaban menos evidentes.
Este combo (respeto al material, intérpretes con presencia, realismo visual y capacidad para transmitir emociones) es lo que permite a la película trascender el simple “copiar” y convertirse en una versión que suma.
¿Por qué los remakes live‑action de Disney han dado tan mala impresión?
- ‘El rey león’ (2019): asombrosa visualmente, pero carente de expresividad. Los animales realistas no permiten transmitir emociones profundas, convirtiendo una aventura clásica en un ejercicio visual, no emocional.
- ‘Pinocho’ (2022) de Robert Zemeckis: con un estilo visual poco uniforme y un guion moralista y frío. Fue calificada por muchos como “sin alma”, y los efectos visuales no llevaron apoyo narrativo.
- ‘Peter Pan & Wendy’ (2023): aunque buscaba una puesta al día moderna, terminó sin carisma, ritmo ni la chispa original. Ni veteranos ni nuevos espectadores conectaron con la adaptación.
- ‘Mulán’ (2020): retiró elementos icónicos como Mushu y las canciones. Intentó compensar con una versión más épica, pero careció de corazón. El guion y las interpretaciones resultaron genéricas y confusas.
- ‘Blancanieves’ (2025): aunque tuvo buenas proyecciones iniciales y algunos elogios por el trabajo musical y la actuación de Rachel Zegler, el resultado general fue catalogado como tibio o confuso.
Estos ejemplos ilustran un patrón: Disney ha intentado replicar la animación con mayor realismo, pero sin preguntarse por qué la historia conectó originalmente ni qué necesita para funcionar en acción real. El resultado ha sido remakes técnicamente convincentes, pero afectados por falta de alma y coherencia emocional.

Lecciones clave para Disney: Lo que no puede ignorar
- No basta con copiar diálogos o escenas: hay que reconstruir la historia con propósito. Los remakes deben justificar su existencia, más allá de los ingresos.
- La dirección original importa: involucrar al creador de la obra puede aportar autenticidad. Dean DeBlois demostró que entender a los personajes es fundamental.
- Uso inteligente de efectos: la magia del CGI debe usarse para emocionar, no solo para sorprender. Escenarios reales aportan peso visual sin saturación digital.
- Preservar la esencia emocional: remakes como ‘Cómo entrenar a tu dragón’ no rehuyen el componente sentimental. Disney debería retomar esa conexión íntima en vez de depender de la nostalgia.
- Impulsar la narrativa, no llenar vacíos: si se eliminan elementos queridos, deben reemplazarse con propuestas que aporten valor.
Conclusión
El éxito de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ como remake consciente evidencia que respetar una historia no implica copiarla sin más. Disney tiene que aprender que el público no compra solo nombres conocidos: bajo efectos glamurosos y nostalgia, exige propósito, emoción y coherencia. Si la casa del ratón quiere que sus próximas versiones live‑action importen, debería mirar hacia Berk y emular su método: autenticidad, respeto y corazón. Eso sí que hace un remake valer la pena.
No te vayas sin leer: ‘Mentiras, la serie’ arrasa en Latinoamérica y rompe récord histórico en Prime Video México