En medio de una agenda particularmente intensa, Andrew Garfield atraviesa una etapa de trabajo que lo obliga a cambiar de físico, de tono y de mentalidad cada pocas semanas. El actor, que suele mantener ciertas distancias con la vida pública, aceptó recientemente hablar sobre sus nuevos proyectos y sobre un tema que evita con frecuencia: la forma en que las élites tecnológicas moldean las ideas que consumimos y el rumbo que tomará la inteligencia artificial.
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¿Por qué Garfield volvió a hablar de tecnología después de años de evitar el tema?
El punto de partida fue ‘Artificial’, el nuevo proyecto de Luca Guadagnino donde Garfield interpreta a Sam Altman, figura central en el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial. La preparación lo llevó a observar de cerca un universo del que había estado alejado desde ‘La red social‘. En aquella película encarnó a Eduardo Saverin, parte esencial del origen de Facebook, y esa experiencia lo marcó más de lo que admitía en público. El actor comentó que le resultaba incómodo regresar a historias donde la tecnología se presenta como promesa de futuro, y que había rechazado proyectos similares durante años.

Sin embargo, esta vez la distancia se acortó. Al asumir a Altman, Garfield exploró la personalidad de alguien que vive en el centro del debate sobre la automatización, el riesgo y el uso político de la innovación. El actor describe que la inmersión le ayudó a atravesar parte de los temores que arrastraba sobre la IA y a reconocer cómo funciona el impulso, y a veces la presión, detrás de quienes lideran el sector. Garfield sigue intrigado por “ la gente que se autoengaña creyendo que debería gobernar el mundo”.
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Tres proyectos al hilo y un retrato distinto del poder
El regreso al tema tecnológico coincidió con un momento en el que Garfield está encadenando tres producciones exigentes. Tras ‘Artificial’, pasó directamente a ‘The Uprising’, dirigida por Paul Greengrass, donde interpreta a un líder campesino del siglo XIV. La preparación física fue distinta: debía presentarse fuerte pero ligero, con un tipo de movimiento que contrastaba con la figura del ejecutivo tecnológico.
Su tercer rol en fila es para una serie de Apple TV inspirada en Siegfried & Roy, donde interpreta a Roy Horn. Ahí el reto es radicalmente opuesto: un cuerpo casi ceremonial, lleno de precisión, elegancia y presencia escénica. Las transformaciones lo han llevado a momentos de confusión sobre rutinas, horarios y alimentación, pero también a reflexionar sobre cómo cada personaje encarna un tipo de poder: el carisma del ilusionista, la rebeldía histórica del campesino o la influencia global del empresario tecnológico.
Esa conexión entre roles no se presenta de forma explícita en la entrevista, pero Garfield permite ver de forma indirecta cómo entiende el peso que tienen los líderes contemporáneos y cómo ese peso se vuelve tema de conversación incluso fuera del set. En su visión, la discusión sobre la inteligencia artificial no solo habla de ingeniería o de tendencias, sino de las narrativas que construyen quienes la financian, la impulsan y la defienden públicamente.
Entre la vida privada y la presión pública
Garfield recuerda que en 2022 eligió detenerse por completo, después de varios años de desgaste profesional. Habla de ese periodo como un espacio para ordenar prioridades y recuperar silencios que consideraba necesarios. Desde entonces se ha vuelto más decidido al marcar límites con la prensa, sobre todo cuando se trata de su vida sentimental o de rumores que circulan en redes. En una de las pocas excepciones que permite, responde con humor a una historia improbable que lo vinculaba con una asesora política rusa y aclara, sin rodeos, que “no era cierto”.

Con todo, la pieza subraya su perfil público: un actor que suele mostrarse respetuoso, especialmente en temas sensibles. Durante la promoción de ‘Caza de brujas‘, un gesto suyo (ceder la palabra a sus compañeras cuando se tocó un asunto incómodo sobre movimientos sociales) generó comentarios positivos en línea y reforzó la percepción de que Garfield tiene un modo particular de posicionarse frente a la tensión cultural del momento.
Hoy, mientras transita entre personajes muy distintos, Garfield se encuentra en una conversación inevitable: la que rodea al poder tecnológico y a la narrativa que este construye. Su mirada, más cautelosa que crítica, amplía un debate que sigue creciendo al ritmo de la industria que ahora interpreta en pantalla.
Con información de Vanity Fair.
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