
por Jacobo Antúnez
Lo que comenzó como una demanda por acoso laboral entre dos protagonistas de Hollywood, terminó salpicando a una de las figuras más poderosas del entretenimiento: Taylor Swift. La batalla legal entre Blake Lively y Justin Baldoni, desatada durante la producción de ‘It Ends With Us’, escaló hasta alcanzar a la cantante, que fue citada como testigo y después retirada de manera oficial del proceso. La inclusión de Swift en la disputa no fue menor. En la contrademanda de Baldoni se afirmaba que la artista habría asistido a una reunión clave en la que Lively supuestamente ejerció presión para cambiar al guionista. Ese encuentro fue el pretexto legal para citar a Swift, pero su equipo respondió con fuerza: no tenía vínculo contractual ni creativo con la película. El juez terminó retirando la citación y advirtió al abogado de Baldoni que su conducta podía ser sancionada por abuso del sistema judicial. Sin embargo, las repercusiones personales no se detuvieron ahí. Aunque Swift ya no tendrá que testificar, el tribunal sí autorizó que el equipo legal de Baldoni acceda a sus mensajes con Blake Lively, en busca de pruebas que respalden las acusaciones de sabotaje o coacción. Según fuentes cercanas a Swift citadas por ‘Page Six’ y ‘US Weekly’, la cantante se sintió utilizada por su amiga, y el escándalo podría haber puesto fin a una amistad de más de diez años. Ambas compartieron viajes, colaboraciones públicas y apoyo mutuo durante casi toda la década pasada. Ahora, su relación parece suspendida por la tensión judicial y la pérdida de confianza. Lo que queda claro es que, aunque ya no esté en el banquillo, Taylor Swift ha quedado atrapada en medio de un caso que pone en juego no solo reputaciones, sino también vínculos personales que parecían inquebrantables.