
por Jacobo Antúnez
No todas las escenas memorables del cine vienen acompañadas de largas secuencias o tramas elaboradas. A veces, solo se necesita una explosión, una persecución o un salto para elevar una producción… y su presupuesto. A lo largo de los años, distintas películas han invertido cifras astronómicas para filmar momentos que, aunque breves, exigieron logística extrema, acrobacias reales y la destrucción total de escenarios, vehículos o estructuras construidas exclusivamente para una sola toma. Este tipo de escenas no solo requieren meses de preparación y equipos altamente especializados, también representan una apuesta de alto riesgo para los estudios. Algunas fueron filmadas una sola vez, sin margen de error. Otras necesitaron reconstrucciones completas tras cada intento. En la mayoría de los casos, los efectos prácticos reemplazaron al CGI, elevando los costos pero también la autenticidad del resultado. Entre los títulos que lideran la lista se encuentran películas de acción, espionaje, ciencia ficción y sagas históricas. Desde accidentes cuidadosamente controlados hasta maniobras aéreas que rompieron récords mundiales, estas escenas se destacan no solo por su espectacularidad en pantalla, sino por haber llevado al límite la producción cinematográfica tradicional. Ya sea por su escala, su nivel de peligrosidad o la destrucción provocada, estas secuencias se convirtieron en íconos del cine moderno. Algunas marcaron un antes y un después en el género de acción; otras, aunque pasaron desapercibidas en la taquilla, dejaron huella por su complejidad técnica. En todos los casos, demuestran que hay escenas que cuestan más que películas enteras… y que cada segundo en pantalla puede representar millones detrás de cámaras.