La Sociedad de la Nieve: ¿Por qué se accidentó el avión en los Andes?

El pasado 23 de enero La Sociedad de la Nieve producción de Netflix, obtuvo su nominación a los Oscar en la categoría de ‘Mejor Película Extranjera’.

A tres semanas de su estreno, el largometraje basado en la novela homónima de Pablo Vierci se mantiene en la conversación de los espectadores acerca de los detalles del avión que cayó en la cordillera de los Andes.

Entre las preguntas que han surgido sobre el choque en el que solo sobrevivieron 16 de las 45 personas que viajaban en él es la razón por la que la tripulación no pudo evitar el siniestro.

A través de una voz en off, Numa Tucartti, uno de los pasajeros que sobrevivió algunas semanas tras el accidente, narra los acontecimientos previos y posteriores al vuelo que llegaría Santiago de Chile.

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Enzo Vogrincic, actor uruguayo que interpreta a Numa, fue quien encarnó a uno de los personajes más entrañables del filme dirigido por J.A. Bayona A través de su relato, adentra a los espectadores en los momentos de supervivencia de los tripulantes.

Sin embargo, algunos aspectos técnicos quedan fuera de la historia, ya que la adaptación de la película se centra en un conmovedor acercamiento a las memorias de los pasajeros que murieron y de aquellos que permanecieron durante 72 días atrapados en la cordillera.

¿Qué provocó el choque del avión de la fuerza aérea uruguaya en los Andes?

El vuelo 571 de la fuerza aérea uruguaya partió el 12 de octubre de 1972 de Montevideo, Uruguay. A bordo viajaban 45 personas: 40 de ellos eran pasajeros (19 jugadores de rugby y 21 entre familiares y amigos); las cinco personas restantes eran pilotos.

El destino de los tripulantes era Santiago de Chile, ciudad donde los jóvenes del equipo Old Christians Club se enfrentarían contra el conjunto británico de los Old Boys Club.

No obstante, las condiciones meteorológicas impidieron que el vuelo llegara a su destino de un solo ‘tirón’; por tanto, el experimentado piloto Julio César Ferradas decidió parar y hacer una escala esa noche en Mendoza, Argentina.

Al día siguiente la situación no había mejorado significativamente, sin embargo el capitán reanudó el vuelo.

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De acuerdo con los registros del siniestro, el 13 de octubre a las 14:30 h Ferradas despegó pero apenas comenzaron a sobrevolar los Andes, un espeso banco de nubes afectó la visibilidad casi por completo.

Pese a las dificultades, Julio César se mantuvo atento a la información que le arrojaban tanto la tecnología aeronáutica como la que le compartía la torre de control.

Según un reportaje del sitio Britannica, un mal cálculo de Ferradas le indicó que ya habían superado la cordillera de los Andes; por ello a las 15:21 h el piloto solicitó a la torre de control permiso para descender y preparar el aterrizaje.

Cabe mencionar que la visibilidad era aún nula cuando Julio César hizo la petición. Pero la sorpresa fue enorme cuando superaron el banco de nubes y la tripulación se percató que aún sobrevolaban la inmensa cadena montañosa.

Sin embargo, el avión ya estaba a 3 mil 500 metros de altura, muy cerca de algunas crestas de la cordillera. Pese a las maniobras que Ferradas y su equipo intentaron realizar para ascender lo más pronto posible, la nave chocó con una de las montañas.

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De acuerdo con el testimonio de Eduardo Strauch, uno de los sobrevivientes, para el documental El viaje sin destino, los pasajeros comenzaron a ver cada vez más cerca los picos, y apenas unos minutos después sintieron las primeras turbulencias que derivarían en el fatal choque.

“Al poco rato empezaron a sentirse sacudones imponentes, los picos cada vez más cerca y la verdad que me empecé a aterrorizar”

En el impacto contra la cresta fallecieron siete personas. Tras el accidente, el fuselaje del avión se detuvo en el Glaciar de las Lágrimas, nombre que se le daría e esa zona de la cordillera donde los sobrevivientes permanecieron más de dos meses a la espera del rescate.

Durante las semanas posteriores, varias personas más morirían a causa del frío, el hambre, la deshidratación, la avalancha que sepultó el fuselaje y las heridas del choque.

La expedición que Fernando Parrado, Roberto Canessa y Antonio José ‘Tintín’ emprendieron para buscar ayuda fue la antesala de lo que se conocería como el ‘Milagro de Navidad’.

Fue el 22 de diciembre de 1972 cuando el resto de los sobrevivientes observaron cómo un par de helicópteros se aproximaban a la zona para llevarlos de regreso a casa.