RESEÑA: Misión Imposible Sentencia Mortal Parte 1 | El género de acción se eleva de nuevo

Quizá con mayor estilo que en el pasado. Le ha tomado cuatro películas al director Christopher McQuarrie realmente compaginar la forma con el fondo. Y si bien uno podría creer que no hay nada más allá de las arriesgadas secuencias de Tom Cruise, Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno - 95% demuestra una madurez narrativa que había estado ausente en la franquicia y que, de la mano de las motocicletas, explosiones y acantilados, la vuelven uno de los pilares del género de acción.

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Luego de descubrir los siniestros planes que hay para ella, Ethan Hunt (Tom Cruise) debe detener el esparcimiento de un programa de inteligencia artificial que representa un peligro para la humanidad entera. No obstante, lo predecible de sus decisiones, serán una amenaza no sólo para su objetivo, sino para sus amigos. Y para su mala suerte, Grace (Hayley Atwell), una ladrona, le pondrá las cosas más difíciles. De eso va Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno - 95%.

Tomando las preguntas filosóficas sobre el determinismo que Westworld - 75% llegó a plantear en sus mejores momentos, aunque usándolas de pretexto para ahondar en sus personajes antes que para diseccionar sus ideas, Misión Imposible 7 da un sutil, pero grato giro hacia la ciencia ficción que le da sustancia a algunas de sus ya ejemplares secuencias de acción. El resultado es un filme de casi impecable edición y adrenalina que también provoca cuestiones sociales sobre el uso de la inteligencia artificial.

El espectador seguro estará ansioso por ver el muy publicitado lanzamiento en moto desde un acantilado que Cruise realizó. Nada será más del gusto del público que saber que éste es uno de, por lo menos, tres alucinantes momentos. Aunque hay contadas ocasiones en las que la edición corta lo fluido de su acción con elipsis algo extendidas, en general no cabe más que arrojarse al asombro por la valentía que todo su elenco desplegó para filmar planos que permiten tomar cada acto desde su mejor ángulo.

La mayor decepción en Misión Imposible: Sentencia Mortal es el rápido final que tiene un personaje al final del segundo acto. Evidentemente, no adelantaremos nada, pero se siente como un desperdicio de potencial. Por el contrario, otra grata sorpresa en el reparto es Atwell y su química con Cruise. La mancuerna vuelve encantador el sentido del humor más inocente del filme y su desconcierto hacia el alocado mundo del espionaje de la franquicia contagia cierta frescura al público que podría encontrarlo ya algo cansado.

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Volviendo al más adecuado sentido narrativo de la película, McQuarrie, ya con control sobre los aspectos de la acción, pone a cuadro un par de montajes brillantes. Uno de ellos es una pelea en un angosto callejón rodado con cámara en mano. Lo frenético de la iluminación y los planos, así como su ambientación, y la también maravillosamente siniestra interpretación de Pom Klementieff, hacen de este combate una metáfora clara sobre Hunt atrapado entre su pasado, su futuro y lo obvio del camino que escogerá tras quedar atrapado por el programa antagonista.

El otro es una pelea a espada y cuchillo entre Isla (Rebecca Ferguson) y Gabriel (Esai Morales), el agente de la inteligencia artificial, sobre un puente en Venecia. Esta secuencia se muestra en un juego de planos abiertos y acercamientos. Aprovechando la incomparable elegancia de la ejecución que sus intérpretes hacen de la coreografía, se antoja casi como una letal secuencia de baile que aprovecha lo bello y sombrío de la ciudad europea por la noche.

Quizá mejor lograda, entre las recientes franquicias que parten en dos sus entregas, como Spider-Man: A Través del Spider-Verso - 92% o Duna - 75%, Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno - 95% se siente como una historia completa. El filme, habiendo conquistado el arte de transmitir la sensación de riesgo, se esforzó por tomar un género frecuentemente subestimado para intentar darle sustancia y ante su propósito de desmantelar la idea de ser “acción descerebrada” no queda más que decir: misión cumplida. La película ya está en cartelera.

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