Los roles femeninos en las épicas fantásticas del cine y la televisión

El mundo del streaming vive una nueva ola de ficciones fantásticas de gran presupuesto, tales como El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder - 90%, La casa del dragón - 91% y The Witcher - 67%. Esta es una apuesta relativamente segura, ya que su audiencia suele contar con un alto engagement. Estás historias de fantasía épica o alta fantasía suelen contar con la característica de explorar nuevos roles en sus personajes —particularmente en las narrativas actuales— con los que buscan lograr una inclusión más plural.

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Muchas de las “razas” que son exploradas en estos universos fantásticos a menudo han representado a un sector particular de la sociedad. También es verdad que cualquier producto cultural es fruto de su contexto, por lo que muchas de estas representaciones —mención especial a aquellas decimonónicas o sigloveintescas— llegan a ser víctimas del paso del tiempo al “no envejecer bien”.

La casa del dragón llega a HBO Max con la firme intención de convertir en una franquicia sólida a la serie más vista de nuestra era. Pero su segunda tarea, tal vez la más importante, es volver a construir un puente con su fandom que tras uno de los finales más polémicos de la historia con el que simplemente esfumó su gigantesca presencia en redes sociales.

La serie se basa en el libro Fuego y Sangre, ficción historiográfica de la casa Targaryen, donde se explica de cabo a rabo la genealogía de la familia de origen valyrio. Esta precuela de Juego de Tronos vuelve a poner a las mujeres en el centro de su narrativa. Aunque quizá este aspecto de la historia sufrió altibajos mayores y menores hacia el cierre de la serie, lo cierto es que la cadencia y elegancia con la que Game of Thrones - 83% cautivó durante sus primeras temporadas estableció un sello de calidad que permeó hasta cada uno de sus personajes.

Si bien el desarrollo o desenlace de sus historias nunca estuvo exento de polémica durante su emisión, sus guiones hacían brillar a cada una de las interpretaciones en pantalla. Esto era aún más notable con sus personajes femeninos, ya que ninguno de estos padeció de unidimensionalidad o de simplemente ser usados como catalizadores de las necesidades de sus contrapartes masculinas.

En realidad, este universo siempre se encargó de reflejar a mujeres movidas por sus propias ambiciones y deseos, sin importar la naturaleza de estos. Cersi, Daenerys, Margaery y Sansa son sólo algunos ejemplos de cómo estas pretensiones y anhelos pueden operar desde morales y contextos radicalmente opuestos entre sí. Las mujeres nobles de Westeros, cada una desde su propia trinchera, nunca estuvieron aisladas de la gran rueda de poder jugando siempre bajo las mismas reglas en el juego de tronos.

Ahora toca el turno de Rhaenyra Targaryen, antepasada de Daenerys quien subió al Trono de Hierro en medio de una sangrienta guerra civil. Este conflicto ocurre casi doscientos años antes de los acontecimientos vistos en Game of Thrones, pero muchas de las temáticas que rodean a las mujeres de los Siete Reinos regresarán, y en gran medida explorarán diferentes formas en las que ellas se relacionan con el poder.

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A la par, tenemos el nuevo capítulo de la épica de J. R. R. Tolkien, y esta vez, se elige darle protagonismo justamente a todos los componentes sociales que la obra original dejó de lado. Aunque es posible que en su momento el personaje de Éowyn se convirtiera en un ícono de la cultura mainstream, poco más de la trilogía de Peter Jackson se nos contó desde una mirada ajena los hombres y hobbits.

Los Anillos de Poder pretende actualizar las historias de Tierra Media para una audiencia que se ha acostumbrado a la representación de diversidad en las series que consume. Las historias de Númenor y Galadriel son el punto de partida de esta renovación, y, en vista de las últimas noticias respecto a la adquisición de derechos de este universo, es probable que estas nos acompañen durante los próximos años tanto en la pantalla grande como en streaming.

En esta representación de lo fantástico, encontramos a las mujeres elfo frecuentemente ligadas a lo divino, jugando un rol de salvadoras o sanadoras. El aura celestial de esta no sólo obedece necesariamente a su origen élfico, detrás se encuentra la figura de protectora etérea ligada a muchas de las entidades divinas femeninas de la historia humana, tales como Mami Wata, Nimiue, Gea, Phra Mae Thorani o las misma Virgen María.

En este sentido, la visión menos pesimista de Tolkien respecto a la de George R. R. Martin sitúa su bondad predominantemente en sus personajes femeninos. Sin embargo, las adaptaciones han buscado indagar con mayor profundidad en sus motivaciones y actos, tal es el caso de la misma Éowyn y la versión de Galadriel que vemos en Los Anillos de Poder. La tentación al poder también es un factor importarte en el desarrollo de estos personajes,y esta capa del personaje sólo comienza a ser explorada tras el revelador final de temporada.

Hacia otras fantasías

Pese a que el éxito de este género en occidente viene acompañado de un imaginario épico medieval, habría que señalar que muchas de las producciones de fantasía actuales ocurren alejadas de castillos y grandes batallas. En el caso puntual de los k-dramas o series coreanas, estas han aprovechado el boom de su contenido en nuestro lado del mundo para potenciar subgéneros que ya manejaban con maestría.

Por un lado, estos doramas encontraron la manera de fluctuar entre la fantasía y el horror, puntualmente con su gran tradición narrativa sobre zombies. De la misma manera que los soldados afroamericanos llevaron el pollo frito a la península coreana para luego ser perfeccionado en hangul, los zombies encontraron un tratamiento único en Corea. Esto resuena con la autocrítica hacia el consumismo y cultura laboral altamente competitiva y esclavizante.

La cúspide de esta tendencia se vivió con el lanzamiento de Estamos muertos - 90%, que aprovechaba el éxito de series como El juego del calamar - 100% e Itaewon Class para lanzar su propia historia adolescente survival.

Pero este no es el único género donde han incursionado en lo fantástico. Dado que las series coreanas de mayor popularidad suelen ser las románticas o las llamadas de “drama humano”, son muchas las tramas las que han llegado a incursionar en esta aleación de géneros.

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El Rey: Monarca Eterno contó con un gran éxito internacional a pesar de no cumplir con las expectativas de la audiencia coreana. Por su parte, My Roommate Is a Gumiho adaptación del webtoon homónimo, probó la popularidad del género romántico fantástico adaptando el formato tradicional de los k-dramas enemies to lovers mezclado con el tono de romance empresarial tan exitoso en Propuesta laboral - 80%. Mientras la trama explora en la mitología coreana con lo fantástico, también expuso toques de drama histórico al hacer uso casual de flashbacks.

Todas estas series han coexistido durante el boom de la cultura coreana por el mundo, por lo que han apostado por agradar a un público global tomando riesgos al distanciarse de las convenciones sociales más tradicionales que todavía rigen su industria del entretenimiento. Para la faceta más conservadora de esta sociedad aún resulta novedoso ver representadas a mujeres que viven para y por sus aspiraciones personales y laborales, alejándose de lo que su familia desea y espera para su futuro. Corea vive una época de inflexión social y la fantasía ha alzado la mano para tocar temas peliagudos que aún son considerados como tabú para sus generaciones anteriores.

El legado de las fantásticas

Si hablamos de personajes con impacto significativo en la cultura pop, no podemos dejar de lado a Hermione Granger. Se podría afirmar incluso que el personaje ha mantenido un alto nivel de popularidad aún tiempo después de la finalización de la saga Potter, llegando a posicionarse por arriba de Harry y Ron en el afecto del público —mucho tiene que ver aquí el carisma de Emma Watson.

Hermione es la definición enciclopédica, nunca mejor dicho, de estar preparada para la prueba. Este personaje siempre estuvo a la altura de las circunstancias, y, pese a que algunas de sus aristas no han superado del todo bien la prueba del tiempo, sus fans han sabido interpretar los “defectos” de esta bruja como una razón más para apreciarla.

Es seguramente, una de las mujeres de la cultura popular con quien muchas otras se pueden identificar plenamente. Su simple existencia alentó a toda una nueva generación de jóvenes mujeres a leer incansablemente y a darle el valor al conocimiento en sí mismo. Igualmente, Hermione se volvió un rostro conocido en las luchas sociales que buscaban visibilizar la labor sobresaliente de las mujeres en todos los ámbitos, tanto profesionales como en la ficción.

Quizá una contraparte frecuentemente visitada por las ficciones cinematográficas en la imagen de la bruja sea la de la villana de la historia. En realidad, esta personificación puede ser la más antigua de todas, desde Lilith y Eva hasta la Gran Bruja de Dahl y ahora con la Bruja Escarlata de Marvel. Una de las películas que intentó un enfoque diferente a este arquetipo, fue el film de culto Willow: En la Tierra del Encanto - 48% de 1993—que el próximo 30 de noviembre verá su secuela en Disney+— donde sus personajes femeninos se ceñían a la tradición fantástica explorando los roles de bruja — en la villana Bavmorda—, la hechicera blanca — en Fin Raziel— y la doncella guerrera —en Sorsha. Desafortunadamente, esta película no encontraría un eco inmediato para sus personajes femeninos en la tendencia del cine fantástico. Las mujeres fantásticas de nuestro tiempo son mucho más diversas y encuentran una buena recepción en el público.

Aunque Hermione tampoco se encontraba sola en este frente, pues contaba con figuras como las de Susan Pevensie de Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero - 76%, y la menos conocida obra literaria Sabriel. La primera se desenvolvía en una trama bajo los preceptos de la cristiandad, donde la pureza era considerada como acto de salvación. Aslan no es sino una versión del bien en su expresión máxima, a la par del Dios en el cristianismo.

Para la última entrega de la saga, C.S. Lewis, Susan es incapaz de retornar a Narnia pues el autor argumenta que la niña ha crecido y se ha vuelto fría. Desde la actualidad, este punto narrativo se discute en la academia literaria como “El problema de Susan”, pues es considerada como una clara lectura sobre las mujeres que deben conservar su pureza para poder entrar las tierras de Aslan. Es por esto que el desenlace de Susan se convierte en un mensaje subversivo desde la visión contemporánea de los estudios de género en la cultura pop.

Desde un rincón más ignorado de la historia literaria, Sabriel personificaba muchas de las características que poseen las heroínas de hoy. La protagonista lidia con problemas complejos, como la pérdida de seres amados y el descubrimiento de sí misma, a la vez que se confronta con un destino de grandes responsabilidades y retos. La muerte en sí misma juega un papel clave en el desarrollo de estas temáticas. El libro homónimo ha intentado ser adaptado en diferentes ocasiones sin éxito. Pero no cabe duda que esta historia tiene un lugar por derecho propio en el universo de las grandes adaptaciones literarias en el streaming.

Es probable que las audiencias masivas no se encontraran con un personaje similar hasta la Buffy de Sarah Michelle Gellar Gellar en 1997 —pese a que esta misma se trataba de una continuación de la película de 1992. Esta serie ha sido el punto de quiebre más trascendental en la ficción con mujeres protagonistas, a partir de su emisión decenas de series de trama similar salieron a la luz con relativo éxito. Charmed, Witchblade y Sabrina, la Bruja Adolescente cimentaron bases sólidas para la replicación masiva del género en años venideros. En este punto ya no se hablaba únicamente de series de fantasía con mujeres protagonistas, sino que estas eran artífices de sus propios destinos.

Hacia una estética fantástica

Inclusive en nuestros días, estás mujeres fantásticas transgreden las convenciones del género y a su vez reciben una respuesta cultural variada. Tal como lo plantea Judith Butler ellas no se conforman con los estándares reconocibles de género, pues van mucho más allá de los parámetros marcados por sus respectivas sociedades, que tradicionalmente sancionan y repudian a aquellas que se atreven a transgredirlos.

Mientras un sector social cada vez menos numeroso —pero no por esto menos vocal—, se vuelca a intentar confinar este tipo de representaciones a la marginalidad, las ficciones de las mujeres fantásticas continúan reflejando el control de su propia voz por medio de los instrumentos de lo fantástico, aunque cada una cuente con sus propios matices.

Lo fantástico hace uso de lo inasequible y lo oculto que yace en el mundo real, pero permanece invisible muchas veces bajo esta naturaleza marginal. De esta manera, cada ficción fantástica contiene un estado de verosimilitud en donde se pone en duda lo establecido como real, lo que se convierte en un campo de pruebas para lo subversivo. Esto desde luego impacta directamente en nociones como la de los roles de género.

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En su Teorías de lo Fantástico, Tzvetlan Todorov asegura que lo fantástico se instaura en el umbral de transición entre géneros, pero a su vez se aloja inevitablemente en la incertidumbre y la contingencia. La investigadora mexicana Reyna Paniagua ha señalado que esta función obedece a la condición de alteridad en los personajes representados como minorías. Afirma que esto se manifiesta dentro de lo fantástico como en ningún otro género, pues esta narrativa llega a ser siniestra y recurre a un mundo fragmentario donde se escenifica lo opuesto a la identidad de lo hegemónico. Es por este motivo que los roles de género representados en lo fantástico cumplen una función distinta y primordial al resto de las manifestaciones culturales que intentan retar a las convenciones de género.

Desde la mirada de la literatura, la autora Dorri Beam concluye que las ficciones de las mujeres y lo fantástico necesitan ser constantemente revisadas, cuestionadas y actualizadas ya que hay que equipararlas a su nuevo contexto social. Afirma que, “el no envejecer bien” de las obras que abordan este tópico está íntimamente relacionado a su reflejo de la feminidad, misma que es altamente cuestionada desde la mirada contemporánea.

Y es que lo femenino nunca ha estado ligado a eso que hace a una mujer ser mujer, pues se trata de un código cultural anquilosado en el tiempo. La escritora e investigadora de cultura pop Valerie Frankel apunta que el viaje de la heroína es en mayor parte radicalmente opuesto al del Héroe de las Mil Caras de Campbell, por lo cual necesita ser estudiado desde una nueva perspectiva. En su From Girl to Godess realiza un amplio recorrido por las mujeres en las mitologías del mundo, en esta extensa labor de investigación logra corroborar que el viaje de la heroína siempre ha existido en la cultura a través de mitos y leyendas épicas, aunque este es frecuentemente desestimado. Asimismo, el poder de las mujeres se representa como uno que los hombres carecen y que se encuentra continuamente rodeado de elementos de la naturaleza como creadora, pero que han evolucionado hacia la seducción, la magia y lo espiritual. Así concluye que las mujeres deben recordar su propio camino recorrido, celebrado a las grandes diosas y sus hermanas que la historia ha enmarcado en la ficción.

Finalmente, la investigadora inglesa Marilyn Jurich da forma a todos estos conceptos en torno a la figura de Scheherazade, quien sobrevivió a la perversa práctica del sultán Shahriar de decapitar a su esposa tras la noche de bodas. Si bien la capacidad de supervivencia de Scheherazade se encontró en su magistral don de narradora, al captar el absoluto interés del sultán en sus interminables relatos, lo que finalmente la mantuvo viva al final de la historia fue su capacidad de enseñar lecciones reales de moral y empatía al sultán a través de sus historias.

Jurich las denomina a las mujeres de ficción que hacen uso de sus habilidades e inteligencia para sobrevivir como “tramposas”, pues hackean un sistema que no está hecho para ellas. Ellas hacen uso de farsas, artimañas y disfraces sin dotarlas de una connotación negativa. Argumenta que los trucos son la fuente primigenia de los relatos populares, y es aquí donde estas mujeres tramposas capturan con fascinación las audiencias y lectores.

Esta concepción embona particularmente bien con lo fantástico, pues qué es lo fantástico sino un truco de la incertidumbre planteada por Todorov. Así, las mujeres fantásticas se han apropiado de su propio terreno en este género, por lo que no queda más que reconocer que la diversidad de sus representaciones es inherente a él.

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