RESEÑA | Covid Diaries: NYC | Mosaico de calamidades

El impacto que ha tenido la pandemia por COVID-19 es difícilmente mesurable. Mientras las cifras de contagios aumentan y las de la economía disminuyen, el constante uso de parámetros aritméticos puede llegar a opacar o perder de vista las consecuencias psicológicas, emocionales y sociales que el aislamiento, el cierre de negocios y la propia enfermedad tienen en lo individual y, como antídoto a esa ceguera, llega Covid Diaries NYC - 88%, un documental de HBO que explora cómo un grupo de aspirantes a cineastas padecieron la crisis.

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Dirigido por cinco jóvenes, Covid Diaries: NYC es un documental de apenas cuarenta minutos compuesto por distintos cortos en los que cada uno de sus realizadores registra el impacto que tuvo la pandemia en su familia. Vemos, por ejemplo, a un chico de Manhattan que trabaja junto a su abuela como intendente de un edificio, o a la hija de una familia latina compuesta por una trabajadora de cuidados especiales y el conductor de un autobús en Washington Heights.

A primera vista, los relatos de cada uno de los directores no tiene otra conexión más que son neoyorquinos afectados por la crisis, pero es en esa pluralidad de voces que podemos encontrar valor en la investigación que hacen de sus experiencias en una de las ciudades que fue más severamente afectada por la crisis sanitaria. El documental da testimonio de las muchas y distintas formas en las que ha tenido un impacto la pandemia y, al mismo tiempo, lo cercanas que son al resto del público por lo íntimas que son.

En comparación a otros documentales que hemos visto sobre el COVID-19, como In the Same Breath de Nanfu Wang o 76 Días, de Hao Wu, y Weixi Chen, quizá esté más relacionado con éste último. Así como ese material registró los cuidados y el día a día de los trabajadores de la salud de Wuhan, China, el lugar del brote inicial, Covid Diaries NYC - 88% hace lo mismo pero con los habitantes de la famosa ciudad y con mucha mayor cercanía dado que se trata de cinco historias sobre sus propios directores y enfocado a las consecuencias.

Si bien la fatiga por la pandemia es real, y difícilmente la gente quiera seguir escuchando sobre el virus, el programa es capaz de generar empatía al ver que otros pasan por las misma dificultades, sociales económicas o mentales. Por otro lado, si uno no está preparado para adentrarse en situaciones complicadas o que le recuerden los eventos traumáticos que han pasado el último año, puede que los niveles de ansiedad se hagan presentes, al recordarnos que todavía falta mucho para que todo esto termine y que gente sufriendo a causa de la situación sanitaria. Covid Diaries NYC evita caer en el sensacionalismo.

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El hecho de que la mayoría de las familias que vemos en este documental estén compuestas por personas de color también deja testimonio de cómo, en efecto, esas comunidades han tenido que pagar, de forma desigual, los estragos de la crisis. En algunos de los relatos, incluso se reflejan las protestas que siguieron al asesinato de George Floyd, las cuales sacudieron a Estados Unidos el verano pasado y hablan, una vez más, del carácter de las dificultades particulares de sobrevivir la pandemia al formar parte de ciertos grupos raciales o étnicos.

En términos técnicos, hay un par de secuencias que merecen ser destacadas. En el capítulo titulado “When my dad got COVID”, se nos adelanta la posibilidad de que uno de los protagonistas pueda enfermarse y luego, mientras la cámara se enfoca en la puerta del cuarto en el que el papá de la directora se está resguardando, lo escuchamos toser, primero una vez y, con el paso de los días, con mayor frecuencia y fuerza. Esto resulta en una breve secuencia que es muy efectiva para crear tensión. En la última crónica, otra de las realizadoras deja la cámara junto a las entradas del autobús que conduce su papá y vemos cómo algunas personas, pese al creciente número de casos, suben sin mascarillas totalmente quitados de la pena.

Covid Diaries: NYC provocará una reacción fuerte en las personas que decidan verla. El mosaico de calamidad que se presenta probablemente ganará valor conforme la peor parte de la crisis quede atrás y cuando estemos más dispuestos, gracias a la distancia, a analizar las cicatrices que dejó el virus. Dependerá del estado emocional de cada uno atreverse o no a ver estos testimonios sobre la pandemia.

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