RESEÑA: Fragmentos de una Mujer | El control del sufrimiento ajeno

Después de una tragedia de la magnitud de la pérdida de un hijo, el sufrimiento de los padres es indescriptible e inconcebible para quienes no han pasado por ello. Cada uno tiene su forma de sufrir, sin embargo, generalmente, la gente que está alrededor de los afectados, quienes también pueden sentir dolor por la desdicha ajena, toma la decisión de decirles que salgan adelante, siempre pensando en la forma que ellos lo harían, sin tratar de escuchar y entender.

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Fragmentos de una Mujer - 80%, la nueva cinta del húngaro Kornél Mundruczó (Jupiter's Moon - 29%, Hagen y Yo - 89%), es una poderosa pieza cinematográfica que habla sobre el dolor, el duelo y sobre cómo la vida continúa después de una tragedia que parecería acabar con todo.

La historia sigue a la pareja formada por Martha Weiss y Sean Carson, interpretados por Vanessa Kirby (Mr. Jones, Misión: Imposible - Repercusión - 98%) y Shia LaBeouf (The Tax Collector - 25%, Honey Boy: Un Niño Encantador - 91%, Dulzura Americana - 79%), cuya vida cambia radicalmente tras perder a su hija durante un parto casero asistido por una matrona, a la que luego denuncian por negligencia.

Después de la tragedia, comienza un largo y pesado camino para Martha, que además de tener que superar el dolor por la pérdida de su bebé, tiene que hacer frente a una compleja relación con su marido, un hombre egoísta e incompetente emocional, y con su madre, una mujer dominante y controladora.

Fragmentos de una Mujer sorprende por la destacada actuación de Kirby, quien lidera a un grupo de actores que saben llevar a sus personajes de manera convincente, pero es ella quien entrega un desempeño tan superior que eleva el filme a una destacada pieza actoral.

Es posible que Kirby sea nominada a los Óscar y quizá hasta se lleve el premio, pues su papel como la madre desolada que acaba de perder a su recién nacida y luego tiene que lidiar con su marido, quien es incapaz de empatizar con su sufrimiento y quiere depender emocionalmente de ella, o su familia que trata de decirle lo que debe hacer con su dolor, es totalmente creíble y está perfectamente construído.

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Además del destacado trabajo actoral, el cual es pieza clave de la película, pues hasta la cámara se dedica a enfocar cada gesto y expresión para evidenciar que es una pieza de emociones y sentimientos, la narrativa del filme es interesante. La secuencia de apertura es un destacado trabajo de fotografía e interpretaciones, pues a través de un plano secuencia, el director presenta una de las escenas de parto mejor realizadas en el cine, sino es que la mejor. Los espectadores conectan con la situación, pues es difícil no involucrarse con lo que pasa en la pantalla.

Después, el ritmo de la cinta se enlentece, pero eso no quiere decir que el nivel caiga. Al contrario, nuevamente se lleva al espectador al duelo, pues después de 30 minutos intensos que terminan en una tragedia, la hora y media restante es un camino pesado, magníficamente interpretado, que hace ver que con todo y el dolor, la vida, la tormentosa vida, sigue.

La nueva cinta de Mundruczó habla sobre el dolor y la pérdida de una mujer, pero también habla sobre su recuperación. Además, hay una profunda crítica al control del sufrimiento ajeno, sobre todo de las mujeres, quienes debido a su género y a los altos estándares que hay sobre ellas, se espera que sufran y actúen de cierta manera ante los momentos difíciles.

Fragmentos de una Mujer - 80% encuentra su valor en esta poderosa crítica, pues pone en evidencia la incapacidad del ser humano por aceptar y dejar fluir el dolor ajeno. Es mentira que no permitimos que alguien más sufra por empatía, el filme demuestra que es más la incomodidad y una romantización absurda a la ‘fortaleza’ en los momentos difíciles lo que impide que exista un apoyo genuino. De esta manera, la más reciente película de Mundruczó, que estrenó el 7 de enero en Netflix, es una valiosa pieza cinematográfica que todos deberían ver para entender que cada quien sufre a su manera y tarda en recomponerse y reconstruirse su propio tiempo.

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