Cine mexicano casi se salva de recortes culturales

Los estímulos fiscales, subsidios, fideicomisos y apoyos al desarrollo artístico, cultural, científico y de diseño, son una obligación inherente al Estado en cualquiera de sus denominaciones y escalafones, ya que a través del capital y la propiedad intelectual –no así la producción fabril–, se crean las grandes economías internacionales basadas en la creatividad (Gran Bretaña, Japón, Estados Unidos). Walt Disney, Viacom, Time Warner, Sony, Vivendi Universal, NBC Universal, DirecTV, Bertelsmann, y Liberty Media son las empresas que generan más ganancias por venta de audiovisuales a nivel global, por ejemplo. En México, donde las industrias creativas son la quinta industria clave, el sector cinematográfico cuenta (¿contaba?) con un aparato fino que le permitía crecer sostenidamente, si bien no con holgura, sí con respaldo del Estado. Para ello, desde el nacimiento el 25 de marzo de 1983 del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), institución hoy a cargo de la Secretaría de Cultura, México se había dado a la tarea de incentivar este sector del entretenimiento y el arte. Entre los recursos que administra o por los cuales vela dicha institución podemos destacar los siguientes:

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Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (FOPROCINE). Fue creado en 1997 y vio resultados en 1998 con el lanzamiento de películas como Sexo, Pudor y Lagrimas o El Coronel No Tiene Quién le Escriba. Se trata de un fideicomiso con convocatorias de apoyo para producción o postproducción de largometrajes (de más de 60 minutos) de ficción y documental. Este fomento de la creación administra sus beneficios económicos al otorgar los montos del subsidio a través de las casas productoras o personas físicas mexicanas. La participación de directores extranjeros está sujeta a su vinculación con una casa productora mexicana, y una trayectoria reconocida en la cinematografía mexicana —o un vínculo directo con la industria, pues. Es decir, se encarga de prohijar, por medio de recursos económicos destinados a obras de arte fílmico en curso de ejecución, el buen cine en el país.

Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE). Consiste en un fideicomiso federal para la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes (de 75 minutos o más) de ficción y/o animación mediante la inversión de capital de riesgo y/o la prestación de créditos. Desde 2002 hasta la fecha, ha beneficiado directamente a la creación de películas como Sin Ton ni Sonia, Nicotina - 45% y Matando Cabos - 53%. Entre las salas de exhibición beneficiadas, está Cineteca Alameda. Esto permite a pequeños emprendedores a colocar la exhibición de películas a donde no llegarían las grandes cadenas. Las personas físicas y morales pueden acceder al fondo a través de Convocatorias Públicas a nivel nacional. Es decir, brinda un sistema de apoyos financieros y de inversión para productores, representantes, distribuidores, comercializadores y exhibidores de películas nacionales. De esta guisa, estimula la participación de los sectores público, social y privado, a través de la reactivación integral de la industria cinematográfica nacional. Es decir, cubre toda la cadena productiva del sector entretenimiento en su rama audiovisual con el fin de incentivar una economía ágil entre los creadores fílmicos, en lugar de sólo subsidiar la creación.

Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). No es exclusivamente decantado a cine, pero sí a la creación artística y, en algunos capítulos, a la creación artística cinematográfica. El programa de Jóvenes Creadores apoya a jóvenes de 18 a 34 años de edad para que creen obras artísticas en el transcurso de un año, con montos inferiores a los $10,000 mensuales a cambio de que produzcan una obra. El programa otorga becas económicas, brinda tutorías con artistas reconocidos, organiza encuentros de jóvenes creadores y fomenta la interdisciplina. Entre las disciplinas que reciben apoyo, se encuentran sonorización y vestuario, iluminación, video, multimedia y guión cinematográfico. El Sistema Nacional de Creadores de Arte, con el objetivo de impulsar la creatividad artística mediante el otorgamiento de distinciones y estímulos económicos a creadores mayores a los 35 años que prueben contar con una carrera sólida en cada ámbito que postulen, cuenta con apoyos de más de $25,000 mensuales durante períodos de tres años a disciplinas como dirección en medios audiovisuales. El programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales también otorga un estímulo para la realización de cortometrajes, mediometrajes y largometrajes.

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Algunos confunden a EFICINE 189 con un fideicomiso, pero se trata de un estímulo fiscal que favorece a las empresas que destinan recursos a la creación artística cinematográfica. A ese, esperemos, no lo toquen por lo menos los próximos dos años. (O quién sabe: de un año a otro, la escena ha cambiado mucho.)

Recientemente, el gobierno mexicano, por decreto presidencial, ha decidido extinguir fideicomisos de cultura y creación. El sector cine puede dormir tranquilo una vez más: Fideicomiso para la Cineteca Nacional (FICINE, que administra los recursos erogados para la operación del complejo) y FIDECINE no serán tocados. Es decir, se continuará la labor de difusión de cine y el fomento a la industria fílmica. La apuesta de este gobierno en asuntos de arte y cultura, como lo fue la administración de Felipe Calderón, está enfocada en el entretenimiento fílmico, por lo visto. La diferencia: Calderón invirtió más el este sector, mientras que el gobierno en turno sólo no recorta.

Pero, cuidado, creadores: no todo está salvado. Se encuentran en la cuerda floja, este y los años venideros, FOPROCINE y el FONCA. Es decir: el gobierno en turno no piensa invertir en los creadores, sino más bien en la industria en general. FOPROCINE puede resultarles redundante porque FIDECINE tiene un capítulo para creadores; FONCA... pues bueno, porque los creadores no son tan sexis ni son tantos como para considerarse una fuerza política poderosa, probablemente. En la crisis, entonces, saldrá a la luz quiénes son capaces de resistir los embates de esta falta de recursos destinados a la invención.

Los que han padecido la guillotina gubernamental son el Fideicomiso de apoyo al Centro Nacional de las Artes, el Fideicomiso para la conservación de la Casa del Risco y Pinacoteca Isidro Fabela Alfaro, el Fideicomiso para la adaptación del museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, el Fideicomiso para el fomento y conservación del patrimonio cultural, antropológico, arqueológico e histórico de México, el Fideicomiso irrevocable para la administración del Museo de Guadalupe, el Fideicomiso irrevocable para la administración del Museo de los Altos de Chiapas y el Fideicomiso irrevocable para la administración del Ex-Convento de Santo Domingo. Los anteriores beneficios no mantienen una relación con el cine, pero sí con otro tipo de patrimonio de gran alcance en el sector cultural.

Las políticas austeras de Lopez Obrador han generado un amplio descontento en el sector cultural. En un país con más de 50 millones de pobres, no todos pueden darse el lujo de inclinarse por una vida empapada en arte, sin embargo, los recortes a esta ya raquítica fracción no representa beneficio alguno para el país. En Tomatazos condenamos la desaparición de fondos culturales; sabemos que el gobierno mexicano mantiene ciertas prioridades, no obstante, dar la espalda a la creación artística, evitando la inversión, tan solo impulsa el detrimento de la nación. Nos enfrentamos a una crisis económica, pero incluso en medio de la pandemia por COVID-19, marginar al arte y al patrimonio es un camino vacío.

Es importante rescatar las películas que durante los últimos años han tomado sentido gracias a los apoyos culturales. A continuación presentamos la información correspondiente.

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