RESEÑA: Mantarraya, Los Espíritus Ausentes | Onirismo minimalista

Con una vasta filmografía como cinefotógrafo y después de dirigir cinco cortometrajes de corte experimental, el realizador tailandés, Phuttiphong Aroonpheng presenta su ópera primera Mantarraya, Los Espíritus Ausentes - 100%, una cinta en la que predomina un tono minimalista y onírico, en la que el director no duda al subrayar aspectos políticos y poner atención a la comunidad rohingya, una de las más marginadas y perseguidas de Myanmar.

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La historia de Mantarraya, Los Espíritus Ausentes se desarrolla en un pueblo ubicado entre los límites de Tailandia y Myanmar, donde un pescador (Wanlop Rungkamjad), encuentra en medio del bosque a otro hombre herido (Aphisit Hama). El pescador rescata al hombre herido y lo lleva hasta a su casa, donde se encarga de darle un lugar para dormir, algo de comer y bautizarlo con el nombre de Thongchai, en honor a Bird Thongchai (un reconocido cantante tailandés), sin embargo descubre que este hombre es incapaz de hablar. Entre ambos sujetos se comienza a desarrollar una amistad, que de pronto toma otra dirección cuando el pescador desaparece y su amigo lo sustituye apropiándose de su hogar, remplazándolo en su trabajo e iniciando una relación con su ex-mujer.

Desde la primera secuencia, la película nos anuncia que estamos a punto de explorar un mundo desconocido. A través de planos con poca iluminación, el director nos remarca lo importante que tendrá el sonido a lo largo de esta obra. Una vez que decidimos adentrarnos en ese bosque y en esa fantasía que se propone a través de luces led de colores, aparece también el misterio en una cinta que combina bien el thriller con el drama y el romance. El filme recuerda un tanto al cine de Apichatpong Weerasethakul en Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives - 88% y por momentos también se perciben ecos de Wong Kar-wai y Happy Together - 78%.

La estructura de la película se construye como un buen drama que no deja entrever todos sus hilos al principio, sino que va tejiendo poco a poco una serie de preguntas dramáticas en el espectador hasta llevarlo a los puntos de mayor tensión. El guion contiene una historia sencilla, pero el director apuesta por el valor de la imagen cinematográfica y largos momentos de silencio. Es una película con escasos diálogos, en ese sentido la atención está dirigida a los simbolismos que propone el realizador y a la poesía de las imágenes con las que se construye Mantarraya, Los Espíritus Ausentes.

La dirección de fotografía a cargo de Nawarophaat Rungphiboonsophit, se encarga de construir cada cuadro como si se tratase de una postal. Los movimientos de cámara aportan tensión a los momentos de thriller y están direccionados hacia puntos donde el espectador se siente obligado a querer encontrar respuestas, pero en su lugar, solo logra obtener emociones visuales. La fotografía también aprovecha la forma de los objetos para recrear simbologías, en especial la forma circular de las luces de colores que se aprovechan en las escenas de calma, mientras que en el bosque los troncos verticales de los árboles y las ramas enredadas con espinas nos alertan del peligro, provocando sensaciones de intriga.

El poder de la mirada toma un juego muy importante, conscientes de esto, los actores logran transmitir desde sus ojos las emociones que le hacen el contrapeso al silencio del relato. El ritmo de la película es lento y algunas escenas son bastante largas, pero es en esa quietud del movimiento donde la cinta también encuentra sus riquezas. El soundtrack a cargo del dúo francés Snowdrops, es el principal motor para crear emociones en esta cinta, sintetizadores evocando a sonidos místicos y espaciales, con acordes menores que nos llevan a desconcertarnos en el buen sentido y de la misma manera termina por enamorarnos de lo que vemos.

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Mantarraya, Los Espíritus Ausentes - 100%, es una cinta redonda que impacta sin la necesidad de ser explosiva. El director utiliza con acierto el silencio para contar la historia. Esta película también siembra sensaciones a partir del sonido y de una estética minimalista que contrasta con la oscuridad emocional de los personajes. La historia no se conforma solo con proponer forma, pues en su fondo apela por ser una obra de denuncia social, sin embargo, su mensaje es más existencialista y queda resumido a una interesante obra acerca de la redención del ser humano.

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