Hellboy | Una flamante extravaganza de gore y horror

¿Recuerdan Hellboy - 81% de Guillermo del Toro? Si son fans de esa primera versión del personaje, no tienen nada que temer, el reboot de Neil Marshall (El Descenso - 85%, 2006; Doomsday, 2008; Centurion, 2010) logra separarse de esas dos entregas. Impulsado por su compromiso con el tono violento y sarcástico del material original, Hellboy ha logrado encontrar un estilo propio que se siente sumamente original, incluso en un mercado saturado de superhéroes, con anti-héroes y villanos que dejará al público pidiendo más de la infernal diversión que entrega.

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La cinta narra la historia de Hellboy (David Harbour) no desde su de origen, sino que introduce al espectador en un universo en el que el personaje ya está consolidado y que poco a poco se explica a sí mismo ante los ojos del público. La trama arranca cuando una criatura empeñada en vengarse del protagonista decide revivir a la antigua bruja Nimue (Milla Jovovich) para que le otorgue la capacidad de vencerlo. Todo cambia cuando la hechicera lleva a cabo otros planes para gobernar el mundo sobrenatural y reemplazar con él a la civilización humana.

Hellboy destaca por el estilo visual gráfico y el tono violento que Marshall logra imprimir en cada cuadro, con influencias directas del cómic y el videojuego, y por el guión que aprovecha cada situación para destacar la divertida personalidad de su protagonista. A pesar de los tropiezos narrativos y de desarrollo temático que padece, la pasión por el material original y el interés por construir un mundo original se siente a lo largo del metraje.

Marshall le pone un sello tenebrista al filme, gracias a la combinación de los elementos de horror, acción, comedia fantasía y diversidad de superhéroes que presenta. Las batallas, los monstruos, el uso de magia y el planteamiento de un héroe reticente a aceptar sus responsabilidades nos son familiares, y al mismo tiempo se diferencia del resto de las franquicias por la personalidad de Hellboy. Cada que la película llega a un cliché del género, el antihéroe no teme burlarse de él mismo y eso da paso a una cinta que ha entendido a la perfección a su protagonista. Es capaz de generar tensión cuando presenta a ciertas criaturas, lo mismo que cuando suceden peleas entre gigantes, musicalizadas al ritmo de temas de metal.

El diseño de las diferentes criaturas resulta al ojo del público, grotesco, aunque carecen del imaginario que Guillermo del Toro le imprimió a los suyos en las primeras películas. El gore también ayuda al filme a distinguirse de otras cintas de acción, comedia o superhéroes mientras que los guiños al horror le dan un extra a sátiras como Deadpool - 84% y su secuela. Sin estos elementos, el filme se hubiera sentido plano y pese a que algunos podrían no encontrar un verdadero propósito en estas decisiones, son un riesgo que muchos espectadores seguramente van a apreciar. Todas las actuaciones, pero especialmente Harbour, hacen un muy buen trabajo en aportar una ejecución efectiva a lo que el tono del libreto les exige.

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Las fallas de Hellboy están en algunos huecos de la trama, como aquellos en los que pareciera que sin ciertas estruendosas y caóticas secuencias de batalla, la cinta no alcanzaría atrapar la atención del respetable. Los temas como la dualidad de la naturaleza diabólica y humana del protagonista, su relación con su padre y la otredad de las criaturas sobrenaturales, se sienten revisados con superficialidad por el afán de llegar al clímax que plantea la trama.

A pesar de estos tropiezos, Hellboy es una extravaganza de horror y gore que se siente como un sólido primer paso hacia un mundo exótico y desconocido. Podríamos decir que al infierno de este demonio solo le hizo falta un poco más de espacio y tiempo para ahondar en las motivaciones de sus personajes y así terminar de empatizar con la audiencia. Hay dos escenas post créditos que los fans del cómic no deben perderse. Quédense hasta el final.

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