Aquaman | Un tsunami de acción que reinventa al héroe submarino

El universo de DC continúa dado un giro hacia la excelencia con Aquaman. Si tenían alguna duda sobre ir a ver el filme sobre el superhéroe que monta caballitos de mar y que habla con los peces, es seguro que de darle la oportunidad James Wan los dejará boquiabiertos con el imaginativo mundo que creó como hogar para el Rey de los Siete Mares y de las posibilidades que ha abierto para su futuro dentro de la mega franquicia.

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Ambientada unos días después de Liga de la Justicia - 41%, Aquaman sigue a Arthur Curry (Jason Momoa) luego de ser reclutado por Mera (Amber Heard) para regresar a Atlantis y reclamar el trono submarino que le pertenece por ser primogénito de su familia antes de que su medio hermano Orm (Patrick Wilson ) se apodere del océano y cumpla con su amenaza de declararle la guerra al mundo de la superficie en retribución por la contaminación en los mares.

Claramente inspirado por Star Wars: Episodio IV - Una Nueva Esperanza - 93%, Los Cazadores del Arca Perdida - 95%, Parque Jurásico - 93% y otros clásicos de aventura, el filme de Wan es una prueba de que la visión del director es el factor más importante a la hora de rodar una cinta de proporciones épicas. Desde el diseño de Atlantis, hasta la elaboración de sus secuencias de acción y pelea, Aquaman constantemente supera las expectativas de la audiencia al presentar un nuevo aspecto del reino submarino al que el héroe pertenece y de su viaje hacia el trono.

Lejos de la sombría paleta de colores que el trabajo de Zack Snyder manejó en las entregas anteriores, Aquaman aprovecha cada elemento de la trama como vehículo para expresar la imaginación de su director. Es en la acción que su trabajo destaca, ya sea en las persecuciones de Black Manta y su equipo o en los combates entre Orm y Curry, el movimiento de la cámara y la coreografía mantienen la tensión al mismo tiempo que capturan la atención del espectador. Todo, además, sin perder la composición visual de sus encuadres.

El elemento que más decepciona son los efectos especiales. A momentos deslumbrantes, como en la batalla final bajo el agua, a momentos sumamente acartonados como en el reino de los Pescadores, la irregularidad en su calidad, es sólo igualada por la falta de fuerza emocional que el libreto le permite a su protagonista, quien carece de un momento que lo defina como persona y héroe al estilo de Mujer Maravilla - 92% saliendo de las trincheras para salvar a toda una villa.

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Pero incluso pese a estos tropiezos, si bien Aquaman no tiene el corazón del filme de Patty Jenkins eso no quiere decir que no sea eficaz en establecer, aunque sin una resolución satisfactoria, el conflicto del personaje por enfrentarse al rechazo y a la desconfianza que tiene en sí mismo, la cual se compensa con el carisma de Momoa que interpreta a un héroe tan genial como divertido; uno con el que con gusto te tomarías una o dos cervezas en el bar local.

Aquaman, más que un viaje hacia las profundidades de su protagonista, es un tsunami de entretenimiento que choca contra el espectador con todo lo que tiene: secuencias de acción, monstruos, peleas con tridentes en círculos de lava, pero que logra reivindicar con un par de momentos a uno de los héroes más cursis de las historietas al crear para él un mundo colorido y vibrante que lo hace resonar con la audiencia moderna al surgir del fondo del océano como un verdadero rey.

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