El panorama para la cinematografía nacional estrenada en cartelera durante el mes de julio cambió radicalmente. A diferencia del mes anterior donde se registró la cifra más alta de estrenos en lo que va del año, en el mes que recién concluye estos se desplomaron más del 50%, y solamente cuatro producciones lograron arribar a pantallas, constituyendo la cifra más baja de este 2018. Esta cantidad abarca desde salas comerciales hasta aquellas pertenecientes al circuito alternativo.
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Así, hasta el momento 50 filmes mexicanos han conseguido llegar a la cartelera, lo que representa el 20% dentro del grueso de las películas estrenadas durante estos siete meses.
Con este panorama de trasfondo, es momento de revisar las opiniones de dos periodistas especializadas en cine quienes se enfocan en las escasas producciones que lograron alcanzar la meta de llegar hasta su público.
Alejandra Lomelí - Crítica de cine y editora en varios medios especializados. Editora de Base de Datos y Enciclopedia Cinéfila en Tomatazos, locutora del programa Claquetazo y fundadora del blog El Cine que Soy. También participó en 2013 dentro del Talent Campus, la plataforma de networking del Festival Internacional de Cine de Guadalajara en el rubro Talent Press de crítica cinematográfica.
El primer trimestre de 2018 se distinguió particularmente por ser hasta ahora el periodo en el que más producciones mexicanas han tenido su estreno en las salas de cine, en su mayoría comedias que apostaban por la empatía del público a través de un humor burdo, lenguaje ofensivo y situaciones patéticas desarrollados en bodas o eventos futboleros, así, el primer trimestre estuvo dominado por Hasta Que La Boda Nos Separe - 91%, Tuya, Mía… Te La Apuesto - 20%, Campeones o La Boda de Valentina - 35%. Sin embargo, fue hasta el segundo trimestre donde la oferta se diversificó entregando largometrajes refrescantes que combinaban una propuesta estilística o autoral sin que ello significara una merma en la atención del espectador. Para ejemplo tenemos Sueño en Otro Idioma - 91%, la bien recibida La 4ª Compañía - 93% y El Club de los Insomnes - 67%. Luego de este fuerte arranque, el segundo semestre del año empieza más discreto para el cine mexicano.
Durante el mes de julio ocurrió el estreno de cuatro títulos, ninguno de ellos particularmente esperado o, en el mejor de los casos, que se elevara sobre los otros por su elenco o triunfo en taquilla, julio fue más bien de proyectos personales que los cineastas deseaban traducir en largometrajes ya fuera una comedia sobre un actor en bancarrota (Más sabe el Diablo por Viejo - 44%), un largometraje animado derivado de una popular serie televisiva (Ahí Viene Cascarrabias - 43%), un drama sobre el duelo (El Buquinista - 43%) o una película que celebra el universo infantil y que contó con la participación de los nietos de su directora (Tesoros - 83%).
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El Buqinista fue la película encargada de liderar los estrenos de julio. El cuarto largometraje del mexicano Gibrán Bazán es también el más débil en relación a los demás debido a un guión fallido que conduce a crear situaciones reiterativas que tienen como eje un estilo pretencioso responsable de sus desaciertos. Resulta pertinente señalar que esta cinta fue estrenada en los aforos de cine alternativo, sin embargo, esta coproducción con Francia presenta una premisa que intenta rimar con la ciencia ficción poco creíble con su estructura dramática, personajes carentes de profundidad psicológica (a excepción, tal vez, del protagonista y aun así no del todo certera), desnudos y escenas de sexo gratuitas, así como una insufrible voz en off. De acuerdo a declaraciones del propio Bazán, El Buquinista es su homenaje a la corriente cinematográfica de la Nueva Ola Francesa, desafortunadamente el resultado final es desigual y deja en evidencia la presunción que ha caracterizado los trabajos de ficción del director.
Los estudios de animación Ánima haciéndose con los derechos de la serie infantil de principios de los 70 han conseguido en Ahí Viene Cascarrabias una película amable y correcta que respeta su producto original mientras que se aprecia como un avance en su trabajo gracias a un diseño de personajes que revelan una evolución en la técnica del dibujo y la animación digital, de igual forma, entrega una historia independiente y compacta que no se siente como un episodio largo, sino que busca concluir una misión. Como colofón, resulta inevitable mencionar que esta cinta ha tenido un buen recibimiento entre los llamados adultos jóvenes debido a que durante su niñez fueron fans de la serie de televisión del mismo nombre.
Por otro lado, Más Sabe el Diablo por Viejo fue la apuesta más comercial del mes. Respaldada por 20th Century Fox, la película dirigida por José Pepe Bojórquez muestra un desempeño deficiente, aunque no del todo decepcionante. Si bien sigue una fórmula telenovelesca, un estilo visual convencional, un humor simplón y una trama que dilata al máximo un guión al que le hizo falta un reajuste final, la cinta protagonizada por Osvaldo Benavides y Sandra Echeverría logra mantenerse a flote gracias a la chispa que desprende el elenco adulto: Ignacio López Tarso, Isela Vega y Lorena Velázquez.
Con un estreno sin bombo y platillo resulta curioso que Tesoros terminara siendo el mejor estreno mexicano de julio. El largometraje desarrollado en las costas del estado de Guerrero dirigido por María Novaro y contando con la participación de sus nietos y sus amigos como actores principales, es la producción más estimulante del mes en cuanto a su propuesta: una mezcla de registro documental para acompañar un juego infantil alimentado por una leyenda. Es gracias a la naturalidad de sus diálogos, la personalidad de los niños, la mágica inocencia que empuja la narración y el homenaje a la niñez que esta película ha conseguido lo que no logró ninguna de las tres anteriores: conectar con la audiencia infantil y adulta a través de la simpatía.
Nancy Mora - Directora General de Revista Encuadres. También editora de la sección de cultura para Notimex.
Llegó el verano y con él una de las mejores épocas para el cine… pero para el cine hollywoodense. Julio es el mes en que se estrenan algunos de los blockbusters más esperados del año, y esta situación inevitablemente afecta a las producciones hechas en México, que quizá por mera estrategia deciden no competir en taquilla con películas que acaparan más del 90 por ciento de las pantallas.
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Aunque se rompió la buena racha en cuanto a número de estrenos mexicanos en cines comerciales, estadísticamente, el mes de julio no fue tan malo para el cine nacional, ya que a pesar de la desigual competencia por espacios y horarios en pantallas, la película Más Sabe el Diablo por Viejo logró colarse en el cuarto lugar del Top 10 de taquilla, con 23.42 millones de pesos recaudados en su primer fin de semana.
Desafortunadamente, este dato estadístico no garantiza de ninguna manera la calidad del filme dirigido por Pepe Bojórquez, que pudo haber tenido todo para ofrecer una gran historia pero se perdió por el camino que lleva a escribir un buen guión, y tampoco dirigió de la mejor manera a sus actores. La premisa no es del todo mala: un joven actor en la ruina se hace pasar por un hombre de 79 años para irse a vivir a la Casa de Retiro del Actor y allí convive con luminarias de épocas pasadas como Ignacio López Tarso, Isela Vega, Lorena Velázquez, Tina Romero y Patricio Castillo, entre otros. Tristemente, el resultado -es decir, lo que vemos en pantalla- termina siendo algo más que catastrófico.
Hablada en español y francés, El Buquinista desde un inicio nos anuncia que no será una cinta sencilla de digerir pero en la marcha nos confirma que es sumamente pretenciosa, su historia no termina de convencer y sus personajes lucen acartonados, y su mezcla entre secuencias oníricas y una realidad tediosa (esta última más bien resultado de la agobiante parsimonia con que es narrada), evitan que uno encuentre una conexión con las situaciones que viven los protagonistas y terminan causando desesperación y molestia; ya que en lugar de sentir empatía por un protagonista quien ha enviudado prematuramente y atraviesa por un luto, se genera lo contrario porque en su lugar, se muestra a un ser patético, que se pasa toda la trama autocompadeciéndose y haciéndose la víctima de un supuesto destino fatal.
La última semana de julio se estrenó Ahí viene Cascarrabias, de Ánima Estudios, una coproducción México-Inglaterra dirigida por Andrés Couturier. Esta cinta animada también logró colarse en el Top 10 de la taquilla y se ha mantenido en el octavo lugar por dos semanas consecutivas, quizá por ser una cinta animada que llega en plenas vacaciones escolares o por la nostalgia de los adultos que crecieron con la serie de 1969 protagonizada por ese gruñón bigotón y su amigo dragón.
Afortunadamente hay una película que se puede ubicar entre lo mejor que hemos visto no solo el mes de julio, sino en lo que va del año, me refiero a Ayer Maravilla Fui - 90%, que aunque por ahora solo formó parte de la programación del Foro de la Cineteca Nacional, es la primera vez que se exhibe en la Ciudad de México tras haber sido premiada en festivales como Morelia y Los Cabos.
El segundo largometraje del cineasta mexicano Gabriel Mariño, es una joya cinematográfica filmada en blanco y negro que aborda temas como la búsqueda del amor a través de un ente que se traslada de un cuerpo a otro llevando siempre consigo la necesidad de sentir y ser amado, sin importar el cuerpo en el que esté instalado, todo ello mientras hace un recorrido por una memorable Ciudad de México. Sin duda es una cinta que exige un poco más del espectador, pero que también lo recompensa en gran medida, y además recorre senderos poco transitados por el cine mexicano actual y lo hace de una manera que solo puede describirse como poética.
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