Mete Crítica: “Yo no veo blockbusters”

Recuerdo que en mi época de estudiante universitario, e incluso antes quizás, era normal escuchar que alguien dijera “Yo no veo blockbusters”. Era una forma de reafirmar un supuesto estatus intelectual, denostando ese tipo de cine e incluso a aquellos que lo disfrutaban, algunas de las veces negando cierta afición previa por él o hasta inventándose una infancia en la que supuestamente se adquirió un gusto fílmico exquisito.

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Por supuesto, al comenzar a deambular en el campo profesional de la investigación o la crítica cinematográfica -sea escrita, en radio o en TV- esto no puede tener cabida, pues nos conduce a ese artificioso lugar en el que las poses se confunden con posturas, la presunción empuja hacia lo subjetivo y lo que es peor, al menosprecio por cierto tipo de público.

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Y es que el crítico de cine debe buscar tener la mayor cantidad de referencias para poder realizar el análisis más completo posible, su deber es tratar de ver todas las películas que tenga a mano, por que solo así podrá acercarse a la certeza a la hora de darle su lugar a cada obra según el perfil de la misma, y ampliar su propio espectro de apreciación. Por que no se le puede dar el justo valor al cine de autor o el llamado “cine de arte” -etiqueta también discutible- en comparación con el resto -o viceversa-, si se apuesta por una visión sesgada o prejuiciada.

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Esa es una posibilidad valida para el público en general o el cinéfilo, pero no para quien se desenvuelve en el campo profesional y además cobra por ello. Su obligación y compromiso es -dentro de lo humanamente posible-, ver todo tipo de cine, para entonces poder hablar con conocimiento de causa. Es por ello que el lector o espectador está en todo su derecho de dudar de un crítico de cine que se ostenta como tal y asevera “Yo no veo blockbusters” -sin importar el medio en el que se desenvuelve-, incluso tanto o más que de aquellos que asumen lo contrario, por que al menos en estos últimos predomina la honestidad de la ligereza, mientras que en los otros es la fallida pretensión y la arrogancia.