FICM 2017: lecciones de cine con Guillermo del Toro

Desde Cronos - 89% hasta La Forma Del Agua - 92%, Guillermo del Toro se ha labrado un nombre dentro del género fantástico. Lo sobrenatural podría ser su segundo apellido, y hoy, en su master class en Teatro Ocampo de Morelia habló de su cercanía con los monstruos, su pasión y terquedad cuando decide que filmará una película y sus primeros pasos.

La capacidad del recinto se sobrepasó y aunque los organizadores del festival habían decidido que no ingresaría más gente, en su mayoría jóvenes admiradores del director y cineastas en ciernes, Del Toro anunció a través de las bocinas que se abriría una segunda charla:

Muchachos, gracias por estar aquí. Vi que mucha gente se quedó afuera. Como no quiero que digan que soy un hijo de la chingada, voy a abrir una segunda clase cuando terminé esta.

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En el tono desenfadado y bonachón que lo caracteriza, Del Toro habló de sus motivaciones para contar historias y de cómo hizo cine en Hollywood y en Europa desmarcándose de lo que supone debe ser el discurso de un realizador mexicano al que se le atachaban las raíces tercermundistas propias de la región y cómo encontró una voz propia:

Yo nací un 9 de octubre, para desgracia de todos los tapatíos. En La Forma del Agua hay muchos detalles que son muy personales. Todas mis películas son personales. Titanes del Pacífico la hice porque quería contar la historia de Mako Mori. Quería contar la historia de una niña chiquita que tuvo miedo, que vive en el cuerpo de una mujer, en el cuerpo de un robot gigante. Y el miedo que se tiene que solucionar es el de la niña chiquita a mitad de una batalla gigante confiando en el cuate de a un lado que no confía en nadie. Por eso la quise hacer. Esa fue la idea que me pareció importante de contar. Nunca he hecho hasta ahorita, una película que no me importe. Incluida Mimic con todo lo terrible que fue la experiencia de hacerla.

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Sobre la fascinación que siente por Frankenstein, y su amor por el género de terror desde que era un niño. Y es que la cantera de Guillermo es el miedo, pero en clave de cuentos de hadas para adultos, o bien en clave de fábula de terror, o cómics oscuros:

Este personaje representa para mí la figura de un mesías que se sacrifica por mí. Por eso vivo rodeado de Frankensteins de tamaño natural en mi casa. El guey que ponía el teléfono no quería entrar. Recuerdo que decía “yo no entró a esa pinche casa”. Es porque realmente para mí es una iglesia y es un santoral. Si existe el padre, el hijo y el espíritu santo. Frankenstein es el padre de todos los monstruos. Recuerdo que de adolescente compré un libro de editorial Bruguera, era la novela de Mary Shelley. La leí y me pareció que me estaba hablando a mí directamente. Todo lo que la gente encuentra en el paraíso perdido de Milton. Lo encontré yo, en la novela de Shelley. Las preguntas primordiales del ser humano “¿qué hago aquí?, ¿por qué?, ¿yo no pedí vivir? No entiendo el mundo. Me queda grande. Me queda chico, ¿qué es la moral?, ¿qué me hace humano?”. La hermosura de esa novela es que nadie la ha hecho así en el cine. Lo curiosísimo es que hay una versión que no tiene nada que ver con la novela de Shelley. Que se le aproxima más que ninguna otra, que es la versión escrita por Christopher Isherwood, que se hizo en una película para televisión, en dos partes que se llama “Frankenstein, la verdadera historia”, y mezcla elementos góticos, varios elementos de manera lúdica, erudita, fluída y captura en el personaje, la novela de Shelley. Una joya que poca gente conoce. Para mí hay otro personaje que me parece encierra la misma tragedia e inocencia: Pinocho. Es exactamente otra creatura que no entiende el mundo, con un padre al que no le importa y halla su existencia y razón de vivir, a través de la aventura.

Habló también de qué tipo de héroes le interesa llevar al cine, los cómics, y viejas series de terror:

A mí los superhéroes con capas no son lo mío, me valen madre. No me ponen cachondo. Las películas en las que yo he estad involucrado son superhéroes oscuros, es decir películas de monstruos. Cuando yo empecé en el cine recuerdo que había visto Blade 1, que para mí es muy importante en lo que trata, la evolución del cine de superhéroes. Lo que más me gustó es que tenía una sensibilidad completamente contemporánea. Lo que han dicho de La Forma del Agua me ha gustado mucho. La forma es muy clásica porque la historia y como se combinan los elementos es muy nuevo. La reformulación de la Bella y la Bestia, requiere una forma clásica porque algo novedoso, contado de forma novedosa no resultaría. Aquí hay contrastes, porque el contraste es la clave de la forma. Cuando yo inicié casi nadie estaba haciendo películas de superhéroes de este tipo. Era una forma contestaría. Era intentar decir “existe en el cómic un acervo interesante. Si me preguntan cuál es mi película favorita de cómic, les diría que es Ghost World, de Daniel Clowes, o te podría contestar de otras que no se sabe que vengan del cómic. El primer Sam Raimi con el primer y segundo Spiderman me parece glorioso. El segundo Batman de Tim Burton me encanta, es el más enfermo y glorioso. Hay películas que están cumpliendo muy hermosamente esa función. Hay algunas que me gustan, pero ya no como cuando era chico.

Guillermo del Toro habló de porque es importante pensar filmar para el público infantil:

Me gusta pensar que si hago películas como Titanes del Pacífico la va a ver alguien de 10 años y me lo voy a encontrar cinco años después viendo otra película mía, más adulta y nos vamos a saludar y va a estar poca madre. Porque uno no hace cine sólo para tus contemporáneos, lo hace también para los chavos de ocho a diez años, y a estos muchachos estas películas los van a prender muy cabrón –no sé cómo se diría en inglés (risas).

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Se dio tiempo para compartir una serie de consejos para jóvenes aspirantes a cineastas:

Primero creértela. Conectar mente y corazón y disciplina. Cuando alguien dice “voy a ser director de cine”, ya valió. Tienes que decir “soy director de cine y estoy haciendo”, bueno, malo, o como sea tienes que asumirte. No importa si haces películas desde tu iPhone, no importa. Yo comencé en super 8 porque era una cámara que tenía mi papá y compraba los rollos en la Framacia Guadalajara. Y luego iba a hacer un cuento que se llama “Doña Lupe”, y Fernando Cámara me dijo “yo te prestó el equipo en 16”, y recuerdo que no llegaba con el equipo, entonces me dije “me vale madre, la hago en super 8”. La esencia del mexicano, que como dijo Paz, está perdido en un laberinto de soledad, y muchas veces estamos esperando que venga alguien y que nos rescate.

Aconsejó también jamás darse por vencido y filmar o grabar con las herramientas que tengas a mano:

Si sólo tienes la cámara de tu iPhone, y eso es lo único que tienes, tienes más de lo que tenía cualquier persona en 1940. Con esa herramienta te puedes entrenar para contar una historia, aprender a fragmentar correctamente. Filmar perfectamente cómo se fríe un huevo en la mañana y cómo se hace un vaso de jugo de naranja, y eso es entrenamiento. Lo que pasé después es más demográfico. Siempre va a existir alguien más exitoso que tú, y alguien menos exitoso que tú. Se los explico más claro. Hay alguien que quisiera estar sentado aquí y que quiso venir al festival de cine de Morelia y no pudo. Si estás aquí, ya la chingaste. Cómo llegaste aquí y porque lo lograste, fueron tus motivaciones y deseo de estar. Entonces desde donde estén, hagan cine, y dejen abierto a ver qué pasa. Recuerdo que yo no quería hacer cine más que en Guadalajara. Yo quería hacer películas en las colonias de Guadalajara, como “Doña Lupe”, que era un western que pasaba ahí, en una casa donde desayunábamos menudo los domingos. Recuerdo que con Cronos me quedé con una enorme deuda. Mi padre me dijo, “yo te absorbo la deuda, pero me pagas en dólares, cabrón. Recuerdo que me llegó una invitación de fuera, de pura chiripa, de Universal, y me preguntaron, “oiga, ¿a usted le interesaría desarrollar un guión con nosotros? y aunque yo había dicho que sólo quería hacer cine mexicano, cuando pregunté, “¿cuánto pagan?, 30 mil dólares me respondieron, y entonces dije, sí, me interesa”. Lo demás fue pasando.

La experiencia y sensibilidad del director mexicano lo colocan como un cineasta que ha logrado encontrar el equilibrio entre el cine de autor y el cine para masas:

Yo no quería hacer cine en Europa. Cuantas veces te rechacen un guión, esas personas te están haciendo un favor, porque el estado natural de una película es que no suceda. Lo importante es no darte por vencido. En el cien se tiene la fragilidad de un poeta y la resistencia de un boxeador. Es el oficio más raro del mundo. Tienes que ser grillo, poca madre y al mismo tiempo inocente como una pinche paloma. Lo que sí es importante es que cuando alguien crea en ti, agárrate de ahí, un amigo, tu novia, tu maestro, me vale madre, pero que te ayude a hacer cine. Usa a esa gente, que ellos te usen a ti también.