FICM 2017: 5 razones para ver La Forma del Agua

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) arranca su etapa final con uno de los invitados internacionales (aunque mexicano de nacimiento) más esperados de la décimo quinta edición del certamen, el tapatío Guillermo del Toro, quien se convirtió en la presencia estelar del FICM tras deslumbrar en el pasado Festival de Cine de Venecia donde se llevó el León de Oro a la Mejor Película gracias a La Forma Del Agua - 92%, cinta que ha sido la más anticipada de este festival tanto por el público como por los críticos.

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Siendo hasta ahorita la proyección de prensa más concurrida de la jornada, La Forma del Agua ha sido recibida con agrado lo cual reafirma aquellos comentarios que dejó la película tras su paso por el festival europeo que afirmaban que Guillermo del Toro había realizado su mejor película desde El Laberinto del Fauno - 95%. A partir de un guión coescrito por él mismo y Vanessa Taylor , la cinta que se ambienta en 1963 en Estados Unidos es una carta de amor al cine donde el director de Cronos - 89% y Titanes del Pacífico - 71% vuelve a mostrar su talento como narrador y su oficio y compromiso hacia el cine fantástico.

Con una elegante propuesta visual y una historia llena de romanticismo, La Forma del Agua ya tuvo su premiere nacional en el 15 FICM. Por eso, y para hacer más llevadera la espera, les dejamos 5 razones para correr a verla cuando tenga su estreno comercial en las salas de nuestro país, el cual está programado para el 12 de enero de 2018.

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La princesa sin voz y el hombre anfibio

El universo de Guillermo del Toro está poblado de seres humanos monstruosos y monstruos muy humanos, La Forma del Agua no es la excepción, de hecho, la película sintetiza muy bien todos aquellos elementos narrativos que han caracterizado las películas del mexicano materializando así el amor romántico idealizado del cineasta, el cual es una herencia directa de sus aficiones góticas. En esta ocasión, Del Toro va un paso más allá al mostrar el amor puro que surge entre dos personajes cuya unión en otras circunstancias sería poco probable, pero que tiene su referente más próximo en El Monstruo de la Laguna Negra - 84% y La Bella Y La Bestia - 95%, así como en King Kong - 98%, metáforas de mitos como Tristán e Isolda o a personajes bíblicos como Dalila. El plus aquí es su constitución, por un lado está ella, Elisa (Sally Hawkins), una mujer muda que se dedica a la limpieza en un centro de gobierno, por el otro lado está él, una extraña criatura, un hombre anfibio (Doug Jones); es de esta forma que ambos conforman una pareja que está destinada a ser una de las más memorables en la moderna cinematografía.

La realización

La Forma del Agua es, fácil, la película más impecable de Guillermo del Toro en forma y fondo desde su producción española El Laberinto del Fauno, particularmente, el director de La Cumbre Escarlata - 71% ha conseguido una portentosa factura visual donde se conjugan con destreza una paleta de colores en tonos verdes, la luz diáfana y un elegante como ensoñador manejo del lenguaje cinematográfico. El realizador vuelve a reafirmar su gran sentido narrativo desde la parte visual hasta lo más dramático y oscuro de la trama, la ejecución de este nuevo cuento de hadas ha resultado ser un acto de hipnosis donde corre por un lado la historia de amor de los protagonistas, mientras que, por el otro lado, se desarrolla la gran intriga/tragedia, al mismo tiempo que se crea una de las más hermosas y emotivas cartas de amor al cine.

El trágico cuento de hadas

Con El Laberinto del Fauno, Guillermo del Toro dejó en claro su inclinación a los cuentos de hadas en clave de género fantástico y en cuyas historias hay cabida para la oscuridad, la perversión y la violencia, elementos inherentes de dicho género literario y que han sido eliminados, en su mayoría, durante sus transiciones a la gran pantalla. En su reciente cinta, el cuento se tiñe de tragedia griega en su mejor expresión, sin que por ello pierda el encanto mítico que subyace en los relatos.

La variedad de géneros

La Forma del Agua sigue una estructura narrativa al servicio del arco dramático y la evolución de los personajes. Guillermo del Toro aprovecha la forma en que se va desenvolviendo el conflicto para encaminar al relato a géneros tan diversos como el noir (cine negro), el musical y el romance.

El homenaje al cine

Ligado a todo lo anterior, Guillermo del Toro hace un repaso por la transición del propio cine, de la fotografía en blanco y negro a la fotografía en color, del cine silente al sonoro, La Forma del Agua es un gran homenaje al cine mismo ya que éste está tan presente como un personaje más del filme, así es como en diversos momentos del filme se ven fragmentos de películas clásicas olvidadas en el tiempo como el musical protagonizado por Pat Boone, Mardi Gras, pero principalmente, La Forma del Agua refiere a la épica bíblica The Story of Ruth, de Henry Koster como un subtexto que revela la forma en la que cada uno se abandona mientras descubre el verdadero amor.

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