Por si no sabías: el gobierno chino es quien decide qué verás en el cine

Suena a teoría conspiranoica, pero los hechos hablan fuerte y claro: Hollywood se encuentra ya en un estado de enorme dependencia con China. Tanto inversionistas privados como las autoridades comunistas de la nación asiática cada vez se vuelven mayores participes en la meca del cine. Estos toman ya la mayoría de las decisiones en torno a varias producciones y por ende son ellos quienes deciden que puede o no ser filmado, que puede o no ser incluido en los guiones de varias cintas.

El grupo Wanda es un gigante corporativo que ya compró Legendary Entertainment, el estudio detrás de la nueva cinta de King Kong, a su vez compraron la cadena de cines AMC en Estados Unidos. Paramount y Shanghai Film llegaron a un acuerdo multimillonario y MGM estaba ya a punto de ser comprada, pero el acuerdo ha sido congelado…de momento. Algo queda claro aquí: los inversionistas chinos están totalmente decididos a comprar todo Hollywood y hacerlo su base de operaciones fílmicas internacionales.

Desde las producciones de súper héroes hasta llegar a las cintas de Transformers, prácticamente no hay franquicia fílmica de Hollywood que no tenga ya un actor chino en algún rol secundario, o cuya historia tenga la conveniente casualidad de llevar a los personajes a territorio chino o que sea incluso alguien del mismo gobierno chino quienes salven a los heroes (como en La Llegada - 94%). Hollywood desea un trozo del pastel del mercado que representa la nación oriental, uno de los mercados de cine más grandes del mundo, con millones de espectadores potenciales.

Para lograr esto a Hollywood no le importa vender la poca alma que le quedaba y en el proceso complacer al gobierno chino, lo que implica satisfacer sus ansias de llenar de propaganda cuanta cinta caiga en sus manos.

Si esto aun no les suena preocupante tendrán que reconsiderar, no solo veremos las pantallas atestadas de un mayor número de blockbusters sin ton ni son, la libertad creativa de muchos cineastas se volverá cosa del pasado. La libertad de expresión no es un concepto popular entre los gobernantes chinos y las cintas que ellos aprueben y cofinancien reflejaran dichos parámetros. Es algo que ya ocurre en Hong Kong. La antigua colonia británica volvió a manos chinas en 1997 y pese a que el puerto aun cuenta con cierto grado de autonomía la realidad es que su industria fílmica ya se encuentra totalmente postrada a los pies del gobierno chino.

Actores como Anthony Wong y Chow Yun Fat, quienes actuaron en algunas de las cintas más importantes producidas en Hong Kong en los 80 y 90, se encuentran ya prácticamente inactivos. El primero señala que la industria de cine de Hong Kong murió tan pronto esta permitió la intromisión de las autoridades chinas. Lo que fuera antes una veta interminable de cintas de comedia, drama, horror y acción ha pasado a convertirse en una herramienta propagandística del gobierno comunista chino. Hollywood poco a poco se convierte en una herramienta más de la misma maquinaria de propaganda.

Pese al fracaso de taquilla de La Gran Muralla - 35% los productores chinos difícilmente desistirán de su plan de hacer más coproducciones con Hollywood. Si bien los niveles de propaganda de la cinta dirigida por Yimou Zhang se sienten tibios, arrojan el claro resultado de lo que ocurre cuando inversionistas y no artistas se dedican a hacer cine. Un cine impersonal, frío y plano que no dice nada sobre la naturaleza humana y que incluso a nivel espectáculo se siente mecánica. Su baja asistencia traza una línea paralela a todos los edificios de departamentos y centros comerciales que se han construido a base del milagro chino, los cuales se encuentran totalmente vacíos debido a los precios prohibitivos para el grueso de la población.

Películas caras y suntuosas exhibidas en salas casi vacías es una de tantas ironías de un gigante económico y político que ve al público no como personas, sino como otros recursos que pueden usar como engranes de fábrica. Cintas como A Touch of Sin - 93%, que se mostraba en exceso critica de la sociedad china moderna, e incluso clásicos de acción comoEl Asesino - 100% o las mejores obras de Jackie Chan, son ya una excepción y no la regla en el cine chino. En cuanto a Hollywood se refiere, incluso cintas con presupuestos modestos como John Wick 2: Un Nuevo Día para Matar - 89%, o una obra de corte independiente que trata temas sobre diversidad comoLuz de Luna - 98% (las películas sobre homosexualidad son generalmente censuradas en China) perderán terreno ante futuras grandes murallas fílmicas que combinaran propaganda comunista y CGI al por mayor.

Es el público quien tendrá que decidir con su cartera si desea apoyar esta dictadura cinematográfica. Después no se quejen que Hollywood no hace nada original si es uno el que alimenta al monstruo y lo hace crecer.

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