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10 cosas que me gustaría hacer con Harley Quinn versión Margot Robbie

Un servidor inaugura esta brevísima sección de juicios vulnerables por individuales, pero no por ello fácilmente denostables… ¿no somos todos seres humanos?

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Margarito Punk 2016-11-23

Ah, el amor, el amor. El amor de Harley Quinn por el Guasón (aunque éste sea interpretado por Jared Leto) o el de Heathcliff por Catherine en Cumbres Borrascosas - 29% sólo distan por la cantidad de muertos que median en su pasión. Pero un amor platónico, puro y verdadero, no tiene nada que envidiarle a las parejas trágicas.

Nada, nada me quita que cada semana exponga cabal y febrilmente mis deberes con mi primer amor: el séptimo arte; pero en esta ocasión, me atengo a imaginarme, cual si un François de El diablo en el cuerpo, todo lo que podría hacer con mi amor, Harley Quinn, si acaso tuviera oportunidad de habitar en el Universo Cinemático de DC:

1) Agarrar a batazos a su novio hasta que deje de reírse . Y no por el bat de Batman, sino por el mismo bat de Lucille de Negan (el bat-vampiro). No sólo porque el tipo es nefasto y peligroso, sino porque tiene capturado su corazón.

2) Patear el trasero de Superman y Shazam. Quienes han tenido el privilegio de leer Injustice, entenderán la importancia de un momento así —uno un boy scout fascista, el otro un chamaquito precoz y manipulable. Es, quizá, de las cosas más gloriosas que puedan llegar a imaginarse. Sólo bastan unas pildoritas de espinacas para que uno se ponga más hooligan que Popeye y pueda darle sus catorrazos al hombre de acero.

3) Ir a terapia con la doctora Quinzel. Y si tomamos en cuenta que esta vez la encarna Margot Robbie, ni se diga. Con todo gusto. Todo lo que le confesaría a cambio de que cruce la pierna al más puro estilo de la doctora Jenifer Melfi de Los Soprano. Y si eso derivara en cualquier escena donde un servidor tuviera oportunidad de algún movimiento, imagínense nomás la taquicardia. Caray.

4) Maquillarla. Si tiene que salir a hacer sus fechorías habituales, nada como un marido amoroso que la respalde en estos casos ayudándole con la talqueada respectiva. Hasta el tinte de cabello le aplico. Detrás de una gran villana, siempre habrá un mandilón cuidándole su look.

5) Llevarla al cine. Para que incomode a todos, les aviente palomitas y con ese dejo sensual aniñado y activo-agresivo, les deje claro que no le importa lo que digan, con todo y rola de Alaska. Y que si no dejan de molestarla, les dará con el mazo. Ha dicho la niña fresa. ¿Qué más quiere la niña fresa?

6) Recortarle sus trapitos. Que a ella le guste la ropa rabona, no es cosa que yo pueda juzgar como pecaminosa, al contrario. Defiendo el derecho a que una mujer vista y calce como mejor le plazca. Si ella promete reventarle la dentadura a todo aquel que se le insinúe, yo encantado.

7) Pagarle más tatuajes. Uno que diga: ‘I love my Margarito Punk monster’. Sí, por favor. Con tinta negra y roja. Con una fuente de lo más pirata, casi garrapateada, ubicada en el omoplato izquierdo. (Soy zurdo, señores.)

8) Producirle su película. Vamos, todos sabemos que esto va a suceder más tarde que temprano. Gal Gadot puede tener su película pronto pero… ¿por qué Harley no?, ¿porque es villana?, ¿quién les dijo que sus admiradoras quieren ser niñas buenas? Por favor. Ella es como Avril Lavigne después de que le pasó por encima la vida. Déjennos ser nostálgicos, por favor.

9) Bailaría ‘Beat it’ al estilo del videoclip. Sé que le gustan los hombres con navajas. Seguro que eso la debe seducir de alguna manera. ¿O ustedes qué opinan? Lo peor que puede pasar es que le dé un llegue. Cierto. Mejor que sean navajas de chiste, no vaya a ser la de malas.

10) Me maquillaría. Ya en el exceso, podría pintarme el pelo de verde y hacerme pasar por un bato al que nada le importa. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Hasta me tatúo por ella. Que escoja mi Harley cómo debo empolvarme y todo el rollo mientras escuchamos ‘Ugly boy’, para inspirarnos en el acabado de mi nuevo yo.