El Repostero de Berlín | Top de críticas, reseñas y calificaciones

En la gran variedad de formas que toma el amor en las películas, todavía existen pocos argumentos que nos hablan del amor como una idea mucho más libre, mutable y lejos de encasillamientos sexuales. Películas como La vida de Adèle - 90% o Laurence Anyways - 83% han mostrado que hay amores tan imprevisibles y pasionales donde lo que menos importa es la cuestión de género y, hermanadas con estos dos filmes, cintas como Secreto en la montaña - 87% y Una Nueva Amiga - 80%, además de continuar con dicha temática, también han puesto sobre la mesa el daño que hacen las convenciones sociales, la sinrazón y la intolerancia en la vida de las personas. El Repostero de Berlín - 100%, no busca encontrar el hilo negro en este aspecto, sin embargo, es una propuesta valiente al ser una coproducción Alemania-Israel que busca reflexionar sobre ciertas actitudes en un intento por reconciliarlos a partir del cuestionar temas como la religión y la separación política, añadiendo la homosexualidad a su premisa.

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Dirigida y escrita por Ofir Raul Graizer, El Repostero de Berlín comienza cuando Oren (Roy Miller), un ingeniero israelí que trabaja en un gran proyecto en Berlín conoce al repostero Thomas (Tim Kalkhof), surgiendo entre ellos una fuerte atracción. Cuando el romance parece que ni siquiera ha empezado, Thomas descubre que Oren ha muerto en un accidente de coche en Jerusalén. Thomas viaja allí sin saber exactamente qué es lo que está buscando hasta que finalmente descubre el café del que es propietaria la mujer de Oren, Anat (Sarah Adler), quien no tarda en ofrecerle un empleo de lo más básico, consistente en limpiar y fregar cacharros. Thomas no revela su talento hasta el cumpleaños del hijo de Anat, cuando decide preparar una sorpresa bajo la forma de una confección de pastas. Esto no acaba de sentar bien al religioso Motti (Zohar Strauss), el hermano de Oren. A eso hay que sumar un hecho simple: Thomas es alemán, la comida que prepara un goy no es de conformidad con la ley judaica y un café en Jerusalén pierde clientes sin el certificado kosher.

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Además de añadir el toque de la repostería, así como el arte y dedicación que eso conlleva en un registro muy parecido a Chocolate, aquella cinta de Lasse Hallström protagonizada por Juliette Binoche y Johnny Depp que también cuenta una historia de amor, El Repostero de Berlín cuenta con reseñas positivas no por lo inesperado de su guión, de hecho, el desarrollo del arco argumental es bastante convencional, sino por la forma en la que Ofir Raul Graizer la ha envestido de capas de significado. Varios críticos han señalo que la eficacia con la que resuenan los subtextos y los temas críticos del filme sin que lleguen al tremendismo o moralismo, hacen que este filme, ganador del Premio Especial del Jurado en el Festival de Karlovy Vary en 2017, sea dinámico, brillante y equilibrado.

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En seguida te dejamos una selección de los comentarios que ha obtenido El Repostero de Berlín - 100% entre los críticos de cine:

Nando Salva, de El Periódico, elogió:

...reflexiona sobre la mutabilidad de la sexualidad y el deseo y sobre las divisiones causadas por el apego a la tradición. Y lo hace sin caer en moralismos...

Sarah Ward, de Screen International, destacó:

Aunque el guión rara vez hace una elección inesperada, es la forma en que la película disecciona sus muchas complicaciones subyacentes que es más importante que evitar la predictibilidad.

Pere Vall, de Fotogramas, aseguró:

...logra sus objetivos: reconciliar (ni que sea durante unos 100 minutos) Alemania e Israel, cuestionar ciertas actitudes y, sobre todo, desprender mucho amor por sus protagonistas.

Carlos Marañón, de Cinemanía, apuntó:

...la gran virtud de este sencillo filme de encuentro entre dos desamparados es que sabe rehuir el tremendismo y se escora hacia la completa aceptación del otro...

Craig Mathieson, de The Sunday Age, comentó:

Es una decisión equilibrada entre el dolor y los celos, y la película en sí debe atravesar un camino igualmente dividido entre la coacción emocional y la crítica social.

Javier Ocaña, de El País, indicó:

...una palmaria crítica hacia las prácticas religiosas llevadas al extremo. Todo ello con el mismo carácter reposado, tierno y, a la vez, punzante.

Hannah Brown, de Jerusalem Post, dijo:

Cuenta una historia llena de trazos sobre el amor y la pérdida que resonará con el público debido a sus personajes cuidadosamente observados y su sentido del lugar.

Alberto Bermejo, de El Mundo, señaló:

...mantiene la intriga y la curiosidad desde un sigiloso tono de contención, en el que las miradas y los silencios dicen más que las palabras y los actos.

Federico Marín Bellón, de ABC, afirmó:

El buen gusto esquiva de nuevo con ejemplar precisión todos los charcos y ni siquiera patina sobre los baldosines más comprometidos, como la suave crítica religiosa.

Gray M. Kramer, de Philadelphia Gay News, resumió:

Es una historia impactante sobre el amor, la pérdida y la pastelería.