No Soy una Bruja ya tiene Certificado de Calidad

El cine crítico, de denuncia o social ha tomado muchas formas estéticas a lo largo de los años, evolucionando desde un tratamiento meramente documental como el cine ojo propuesto por la vanguardia soviética, pasando por el neorrealismo italiano hasta llegar a filmes de ficción más comprometido como el del brasileño Glaubert Rocha, o visiones más actuales como la de Benh Zeitlin en Una Niña Maravillosa - 86%; todo ello para captar y cuestionar ciertas dinámicas sociales, políticas o culturales que gobiernan la cotidianidad de los individuos. Gracias a esta progresión, el cine de género se ha encontrado y fusionado con el cine social para reflexionar en torno a creencias e historias mitológicas explorando en la superstición y ciertas figuras demoniacas con la finalidad de entender la creación de mitos como las brujas, los vampiros o los espectros, entre otros íncubos, dejando de manifiesto que el nacimiento de las leyendas folklóricas tiene una raíz real y un rastro de abusos, dolor y sufrimiento muy cuestionable.

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En particular, la figura de la “bruja” es una de las que más interés siguen despertando, ya en 2015 tuvimos una aproximación bastante lucida en La Bruja - 91%, un filme de época donde su director Robert Eggers profundizaba en aquellas situaciones y conductas que en el siglo XVII fueron determinantes para “identificar” a una mujer que tenía pacto con el Diablo y ahora, tres años después de esa cinta, llega No Soy una Bruja - 100%, la opera prima de la joven directora zambiana Rungano Nyoni que más allá de actualizar el mito, nos presenta la situación que viven las “brujas” africanas en pleno siglo XXI. En cierto sentido, No Soy una Bruja tiene vasos comunicantes con la opera prima de Eggers al colocar la idea de la brujería como una especie de concepto que se le asigna a ciertas mujeres que amenazan el orden social establecido dándole a los acusadores el escudo ideal para cometer las más infames injusticias e improperios.

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Rungano Nyoni ha entregado una cinta que busca exponer una situación alarmante en Zambia, donde miles de mujeres y niños tienen que soportar atropellos una vez que se les acusa de brujería, no sólo son desterrados de sus aldeas, sino que entran en una suerte de comercialismo convertidos en atracciones de feria para que los turistas puedan tomarse selfies. La eficacia de Nyoni es que, en vez de delinear un drama desgarrador se decantó por un estilo heredero del realismo mágico cuyo impacto es igualmente brutal por la ironía y rabia de su premisa, la cual ha desarrollado a través de la mirada de Shula (Maggie Mulubwa), una pequeña de 8 años que es acusada de ser una bruja y de haber causado un pequeño accidente en la aldea donde vive. Tras un breve juicio, Shula es encontrada culpable y desterrada del pueblo, siendo su nuevo hogar un campamento para brujas exiliadas en medio del desierto. Una vez estando allí, la pequeña es sometida a las normas del lugar, como ser atada a un árbol para evitar su huida, bajo la amenaza de que se transformará en una cabra si logra escapar o lo rompe. Sin muchas opciones, Shula deberá buscar una forma de librarse de las crueldades en el campamento.

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Ganadora de 3 British Independent Film Award incluido el de mejor director y un Premio BAFTA al mejor debut de un escritor, director o productor, No Soy una Bruja ha sido elogiada por los críticos de cine por la manera en que su novel directora ha expuesto una de las convenciones sociales más sensibles de su país, un tema delicado que ha encontrado en la forma fílmica una enigmática belleza visual y un tono satírico peligrosamente inusual pero certero para desvelar su intensión extrafílimica que pretende invitar a los espectadores a analizar el papel de la mujer en la sociedad actual.

No Soy una Bruja - 100% llega a nuestro Tomatómetro con una calificación perfecta lo que la ha hecho acreedora a nuestro Certificado de Calidad. En seguida te dejamos los comentarios que han externado los críticos de cine en sus reseñas:

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Tara Brady, de Irish Times, aseguró:

Un extravagante vuelo de fantasía que funciona igual de bien como una curiosidad antropológica, un drama absorbente, una alegoría feminista, una sátira política tacaña y una grave advertencia contra la xenofobia.

Craig Mathieson, de The Sunday Age, detalló:

Nyoni no solo capta los procesos absurdos de este mundo, con hombres que emiten veredictos sobre las mujeres, sino que lo enmarca con composiciones que capturan tanto el espíritu feroz de su protagonista como la situación absurda que debe aprovechar.

Nick Rocco Scalia, de Film Threat, dijo:

La superstición y el buen sometimiento a la antigua son las fuerzas motrices de No Soy Una Bruja, una película que puede ser sorprendentemente entusiasta y entretenida dado su tema extraordinariamente sombrío.

Christopher Machell, de CineVue, destacó:

A medida que cada nueva injusticia se acumula, la imagen se vuelve irónicamente imbuida de sus propias propiedades mágicas, que simbolizan el terrible absurdo que mantiene a las mujeres atrapadas sin poder mientras los lunáticos toman el asilo.

Steve Macfarlane, de Slant Magazine, señaló:

Es discutible que Nyoni esté desarrollando una delgada premisa, pero esta película es uno de los brotes obvios del año: exactamente el tipo de trabajo joven -flexible, comprometido y narrativamente impredecible- que se supone que los festivales de cine deben liderar.

Anna Smith, de Time Out, afirmó:

Una fábula de realismo mágico ambientada en la actual Zambia que tiene mucho que decir sobre el género y la superstición.

Rich Cline, de Shadows on the Wall, dijo:

El guionista y director Rungano Nyoni ha creado una película maravillosa que puede no ser siempre fácil de ver, pero chispea con maestría y originalidad.

Allan Hunter, de Daily Express (UK), reflexionó:

Su terrible experiencia se representa con una combinación de imágenes llamativas, sátira social y el potente sentido de una joven que enfrenta las injusticias y la incertidumbre del mundo de los adultos.

Isabel Stevens, de Sight and Sound, apuntó:

Si bien la sátira ocasionalmente se siente demasiado contundente, en general, la película ofrece una oleada de originalidad, energía y ambición.

Elena Lazic, de Seventh Row, resumió:

Una poderosa mezcla de humor e ira.