Óscar 2018: la película que merecía nominaciones y la que no las merecía

La pasada entrega del Óscar ya es historia y con ello tuvimos una emisión con bajos ratings y nominaciones un tanto predecibles. Fue la noche de Guillermo del Toro y La Forma Del Agua - 92% pero también la noche de varias cintas y es que la repartición de premios fue en general bastante diversa. A casi todas las nominadas les tocó algo, con la excepción de Lady Bird - 97%. Las quinielas de varios se cumplieron y de otros tantos se rompieron, varios señalaron cintas que merecían nominaciones y que fueron ignoradas por la Academia y películas que quizás no merecían tantas nominaciones. Este texto va dirigido específicamente a eso.

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Podemos ahorrarnos el desentrañar si el Óscar es o no frívolo (lo es) y si realmente merece la atención que se le da (no realmente). Al final del día, hasta los más renuentes al glamour de Hollywood terminarán por discutir qué película merecía o no un Óscar. Ya que superamos nuestro falso sentido de arrogancia entonces podemos entrar de lleno a lo que a uno tanto le gusta: discutir sobre cómo un grupo de millonarios se regalan estatuillas entre ellos. Lo a continuación escrito es por supuesto opinión del autor y de nadie más. El año pasado salió una cinta que fue injustamente ignorada por la Academia y otra que fue inflada a más no poder por la crítica. Una merecía varias nominaciones, entre ellas a mejor guión y mejor película. La otra apenas si merecía un parpadeo de mención, así que vamos por orden de menciones.

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Muerte Misteriosa - 87%

Taylor Sheridan es un actor que se ha volcado al guión y dirección y el mundo del cine es un lugar mejor gracias a esto. Hace un año Enemigo de Todos - 97% (Hell or High Water) se llevaba algunas nominaciones al Óscar y Globo de Oro, pero ninguna victoria en dichas nominaciones. Sin embargo, en el Festival de Cannes 2017 en la sección Un Certain Regard, Sheridan se adjudicó el galardón Prix De La Mise en Scene, esto mientras Michel Franco se llevaba el Prix Du Jury por Las Hijas de Abril - 58%. Sheridan ganaba este reconocimiento por Muerte Misteriosa - 87% (Wind River), su debut como director. El neo western transcurría en una reservación india en la que un misterioso asesinato dejaba severas heridas en una familia de nativos americanos. Este año quizás la Academia pensó que nominar por segundo año consecutivo a otro western de Sheridan era demasiado. Sin embargo, la cinta protagonizada por Jeremy Renner y Elizabeth Olsen merecía múltiples nominaciones, ya que es sin duda alguna una de las mejores producciones estadounidenses del año pasado.

El western se mantiene como el género primigenio en el cine estadounidense, la base para toda la mitologia del sueño americano, de una nación fruto de los anhelos de millones de migrantes de toda Europa. Sheridan dirige su pluma y cámara a Wyoming, a una reservación india, sin duda un escenario muy alejado de la eternamente cosmopolita Nueva York o de las calles de Los Ángeles. La violación y muerte de una joven mueven a un curtido cazador y a una agente del FBI para unir fuerzas en una tierra olvidada por el susodicho sueño americano. La supervivencia es la prioridad de los habitantes de esta región, no los chismes de redes sociales o ir al gym y al café vegano. Los problemas que Sheridan abordaba en Enemigo de Todos (problemas económicos, el descontento de la población con las instituciones) resuenan en esta otra historia de estadounidenses que viven su propio tipo de marginación.

Muerte Misteriosa, producción de The Weinstein Company (quizás el último gran legado del ahora funesto Harvey Weinstein), aborda todo esto de una manera sobria y contundente, como lo hace cualquier buen western y cualquier buena historia. Contrario a lo que algunos piensen, una buena historia no necesita complicados giros de tuerca o bombásticas situaciones. El momento de mayor tensión de la cinta es un duelo entre varios personajes armados, pero este no es un truco del guión para meter acción innecesaria, es una consecuencia de todo lo que se ha acumulado en la trama y con los personajes. En este último rubro Sheridan pone una atención impecable a los que habitan sus historias, al ponerlos como seres humanos y no como meros arquetipos del género. El personaje de Renner no es un pistolero silencioso "cool" de otros westerns, es un hombre con una pesada loza emocional, una que tiene que cargar día con día. Wind River es una impecable joya del séptimo arte y merecía un reconocimiento de parte de un Hollywood demasiado enfocado en fantasías escapistas huecas y carentes de peso dramático real.

Llámame Por Tu Nombre - 97%

Hay dos posibles explicaciones del por qué la Academia y la crítica quedó embelesada con una cinta tan dolorosamente plana y acartonada como Llámame Por Tu Nombre - 97% (Call Me By Your Name): la frivolidad y la enajenación con el mito de la diversidad. La verdadera diversidad en el cine tiene que ser narrativa y no sólo algo apegado a una ideología especifica. El cine gay y queer tiene una rica historia en el séptimo arte, pero este no es su punto más alto. Un drama desabrido que en sus más de dos horas de duración difícilmente logra cumplir su cometido: trazar una historia de amor entrañable.

La cinta de Luca Guadagnino pretende ser un "coming of age" y una historia de un primer amor que puede trascender cualquier barrera. Sin embargo, nuestros dos pretenciosos y arrogantes protagonistas vuelan uno alrededor del otro sin que su supuesta química haga verdadera ebullición. Pasamos dos horas y media de verlos recostados bajo el sol y la historia jamás llega a ningún pico dramático o incluso erótico. Algunos dirán que esta historia no lo necesitaba, pero incluso por más fantasioso que fuera el entorno (y aquí vaya que lo es, gente de clase alta intelectual y "open mind" a morir) la historia tendría que acordarse que estos son seres humanos, uno de ellos un menor de edad con las hormonas descontroladas. Sin embargo, las constantes referencias a esculturas griegas antiguas dejan en claro que el relato ve a sus protagonistas como meros fetiches andantes y por ende nunca se molesta en desarrollarlos adecuadamente.

Además, el supuesto elemento de transgresión gay de la trama queda destilado a las escapadas sexuales de dos hombres que por igual se acuestan con mujeres (a las que usan sin el mínimo dejo de culpa) que con individuos de su mismo género. Oliver y Elio son bien parecidos y educados, son perfección absoluta y esto hace de la cinta una insoportable e indulgente masturbación sin clímax. Su Óscar por mejor guión adaptado es ya demasiado, pero ni el mismo reparto brilla en particular y es que, como ya se señaló, lo suyo no son actuaciones sino posar por largos minutos ante una cámara perezosa y carente de imaginación. Los que insisten que ¡Huye! - 99% está sobrevalorada claramente no han visto Llámame Por Tu Nombre.

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