La Boda de Valentina: entrevista con el director Marco Polo Constandse

El cine mexicano goza de aparente buena salud, énfasis en aparente, ya que, si bien se producen muchas cintas, son pocas las que realmente llegan a la cartelera y aún menos las que triunfan en la taquilla. La comedia, sobre todo la romántica, se mantiene como una apuesta de varios productores para atraer al público. La Boda de Valentina - 35% es un relato que comparte algunas similitudes con otras cintas cómicas mexicanas de años recientes. Se hace un ejercicio de humor, pero también celebración de varios aspectos de la idiosincrasia nacional, específicamente de la capital del país. Mirreyes, políticos corruptos e ineptos aparecen en la cinta, pero también se busca resaltar el espíritu festivo del mexicano y que, pase lo que pase, la familia siempre se mantiene unida.

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En su segunda semana en cartelera la cinta de Marco Polo Constandse (director de Cásese quien pueda - 20%) logró mantenerse en segundo lugar de taquilla, solo por debajo de Pantera Negra - 90%. Tomatazos tuvo la oportunidad de platicar con el realizador sobre este proyecto y lo que intentó plasmar en pantalla respecto a las relaciones de familia, así como el choque cultural entre México y Estados Unidos.

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Tomatazos: ¿Cómo se cocinó y concibió el proyecto?

Marco Polo: Avelino Rodríguez y Beto Gomez desarrollan el proyecto, el cual estuvo ahí guardado durante varios años. Cuando Cásese quien pueda tuvo la suerte de funcionar se me invita a dirigir otra cinta, ahí es cuando se retoma el guión original. La familia de Valentina originalmente eran narcos y al cambiar México durante estos años el tema ya no se prestaba, así que se cambió el contexto de la familia a la clase política. Ahí es donde entran Issa Lopez y Santiago Limón, este último un guionista joven que me encanta su pluma.

T: Es entendible que el tema del narcotráfico se considerara demasiado sórdido para esta época. ¿En algún momento le gustaría desarrollar la idea de la familia de narcos?

MP: Para mí no hay comedia en ese tema. Cuando escoges una película te preguntas qué puedes aportar, así que yo quería que fuera una comedia romántica con más ramificaciones y no sólo fuera el tema de la familia. Estaba también el tema de México y Estados Unidos, jugar con esta relación agridulce. No quería hacer sólo una cinta romántica de la protagonista tiene que elegir entre dos hombres, quería que ella tuviera que elegir entre dos mundos y culturas. Algo que tenemos los latinos es el vínculo con la familia, además de nuestro gusto por la música y lo festivo.

T: ¿Qué se buscaba al subrayar el contraste y diferencias entre Estados Unidos y México?

MP: Al vivir en la ciudad nos acostumbramos a ciertas cosas de nuestra cultura que para foráneos serían muy raras. Por eso cuando llega el personaje estadounidense vive la experiencia en nuestro país como lo viven otros extranjeros. Quería retratar eso y retratar la capital como lo que es: una ciudad cosmopolita, divertida y no sólo ciertos lugares comunes. Quería mostrar Reforma, Faro de Oriente y todo eso que tiene la ciudad que la hace mágica.

T: ¿Qué otro aspecto hace a La Boda de Valentina una comedia romántica con una identidad distinta a otras cintas?

MP: La protagonista es una mujer de carácter fuerte a quien no le suceden las cosas, ella hace que sucedan. Otra cosa que hace diferente a la película y que funciona bien es el choque y rivalidad entre los dos personajes masculinos principales. La relación entre ellos es un pequeño guiño a cintas como A Toda Máquina o Dos Tipos de Cuidado. Es una rivalidad en donde los dos personajes descubren elementos en común, algo que la audiencia descubre conforme avanza la cinta.

T: La comedia en México goza de gran popularidad, algunos dirían que esto es debido a la válvula de escape que ofrece al público para los problemas de este país. ¿A que atribuyes tú que sea la razón de tanto gusto de la gente por estas cintas?

MP: La comedia es una parte fundamental de quienes somos los mexicanos, es algo en nuestro DNA. Nuestra capacidad de reírnos de nosotros, nuestra forma de reírnos de alguna tragedia o de la misma muerte. Esa forma de enfrentar la tragedia con humor hace que para mí tenga sentido que el público abrace esto. La gente disfruta ver historias con personajes y locaciones que resuenan con ellos. Yo crecí con cintas de comedia de personajes de otros países, poder regalarle a la gente algo con lo que se puedan identificar es muy importante.

T: ¿Cómo sientes que está el cine mexicano en la actualidad, a tu percepción? ¿Consideras que sí se han logrado crear estos vínculos con las audiencias?

MP: Hay trabajo que hacer de todos sin duda, creo que estamos en un momento muy sano por la cantidad de cintas que se producen, además de la presencia que tienen las cintas en todo el mundo. Tenemos estrenos simultáneos en diferentes países. Está La Región Salvaje, estamos nosotros. Sin duda, hay un diálogo entre los cineastas y el público aunque, sin duda, hacen falta más espacios para el cine de autor. Podemos coexistir, puede haber tanto cine comercial como cine de autor y así los fotógrafos, guionistas y editores brincar de un proyecto a otro, eso nos llevará a ser una industria sana. En otros países se producen y distribuyen cintas de todo tipo. Mi sueño es que películas de varios perfiles se puedan estrenar con 200 copias en distintos espacios, además de que se abra más la inversión privada, que es lo que le da la gasolina necesaria a todo este cine que queremos ver. Espero, como cualquier persona que hace cine, poder llegar con esta historia al mayor número de espectadores posibles. El cine es una democracia y las películas conectan o no con la gente.

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