La gente sólo quiere ver superhéroes: el fracaso en taquilla del otro cine

¿Cuántas noticias nos han llegado sobre el desempeño en taquilla de las cintas de superhéroes? En lo que parece una competencia sin fin, cada fin de semana se evalúan los resultados y los millones de cada película como si ese factor fuera más importante que la calidad de la cinta, el claro ejemplo fue la batalla que se presentó entre Dunkerque - 92% y Emoji - La Película - 9%, cinta que fue destrozada por la crítica y el público. Es evidente que los números no son sinónimo de una nominación al Óscar, pero existe un efecto muy curioso en el que, con el paso de los años, la brecha se ha hecho más profunda entre ambos tipos de cine.

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Como demuestra un reciente artículo publicado en Quartz, parece que las adaptaciones de superhéroes y los blockbusters de verano han llegado al punto en que, por tratarse de secuelas y reboots, el público cautivo estará en primera fila para el estreno. Mientras que cintas que deben enamorar al público deben competir con estos monstruos millonarios que acaparan las salas. Por ejemplo, la ganadora a Mejor Película, Luz de Luna - 98%, obtuvo sólo US$65 millones a nivel global, pero las críticas fueron tan buenas que era evidente su camino en las premiaciones. Otro ejemplo es Silencio - 84%, dirigida por Martin Scorsese, película que no alcanzó ni siquiera lo que costó su producción de US$50 millones y eso que en principio tendría un costo de US$100 millones. Mientras que cintas como Spider-Man: De Regreso a Casa - 92%, cuyo personaje principal vimos por primera vez en Capitán América: Civil War - 90%, y Mujer Maravilla - 92%, a quien vimos en Batman vs Superman: El Origen de la Justicia - 27%, son adaptaciones que costaron más de US$150 millones para su realización y superaron los US$600 millones.

Esta cuestión llama mucho la atención por el reciente estreno de Detroit: Zona de Conflicto , cinta dirigida por Kathryn Bigelow, que de inmediato se volvió una contendiente fuerte para las premiaciones que se avecinan. El asunto es que la cinta fue recibida de manera estupenda por la crítica y el público, pero fracasó en su primer fin de semana. Lo mismo sucedió con El Seductor - 78%, por la que Sofia Coppola ganó en la pasada edición de Cannes, que no superó los US$15 millones en todo el mundo. Parece que ahora las productores invierten demasiados millones buscando una franquicia que les asegure éxito al menos un par de años, con suerte una década, pero para cumplir con eso sacrifican otras producciones que no pueden comprometerse a ganar mucho dinero en taquilla.

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Es por esto que ahora, más que nunca, parece que ya sólo existen las cintas independientes y los blockbusters. Parece que el público está más interesado en la seguridad que le da una secuela que en adentrarse a un drama político o filosófico. De alguna manera, parece que la audiencia decide acercarse a ciertas películas una vez que se han vuelto ganadoras de algún premio, lo que les rinde cierta popularidad, especialmente en redes sociales, lo que a su vez impulsa al público para hacerse de una opinión. Las adaptaciones de superhéroes no pararán pronto, pero eventualmente disminuirá su fama (es un proceso natural) por lo que podríamos volver a tener contendientes cuya producción y ganancia en taquilla supere los US$100 millones como sucedió con El Discurso del Rey - 94% o Quisiera Ser Millonario - 94%.

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