Club de Cuervos, el descenso de la segunda temporada

Encontrar y consolidar audiencias es, quizá, el desafío más importante que enfrenta una serie de televisión en la actualidad, ya que, gracias a estas, un proyecto televisivo sobrevive y continúa su curso. La cantidad de tiempo para conquistar o ganarse a un público es relativo. Por ejemplo: el período que le tomó al fenómeno de Stranger Things conquistar su público no rebasó los 30 días, mientras que a series aclamadas hoy en día por millones como Breaking Bad o Game of Thrones les tomó llegar a una segunda temporada para entrar en el gusto del público.

Desde que Netflix comenzó a lanzar producciones originales ha logrado ganar audiencias para todo tipo de shows o incluso reencontrarse con viejas, como fue el caso de Gilmore Girls. La plataforma de streaming ha entendido los gustos de sus televidentes y, con base en ello, crea y adapta contenidos para satisfacerlos. Sin embargo, ¿complacer a estas audiencias es sinónimo de calidad en las producciones?

Hasta hace unas semanas, se desconocía el paradero de Club de Cuervos, la primera serie original en español de Netflix, la cual sorprendió por su gran aceptación y éxito entre los suscriptores de la plataforma y, por supuesto, los seguidores del fútbol. Si bien, la primera temporada pasó la prueba de la expectativa, ésta presentaba vacíos en su desarrollo que podían pasar de largo gracias a la química de sus protagonistas: Mariana Treviño (Isabel Iglesias), Luis Gerardo Méndez (Chava Iglesias), Daniel Giménez Cacho (Félix) y, por supuesto, Los Cuervos de Nuevo Toledo.

El anuncio de su segunda parte acompañado de una arriesgada, pero exitosa campaña de marketing previo al lanzamiento de la continuación de los conflictos de los Iglesias, demostraron el cariño que existe por parte de la audiencia de Club de Cuervos hacia la producción, incluso antes del estreno, Netflix realizó una encuesta en la que 83% de los seguidores de la serie, verían los nuevos episodios en su primer fin de semana; es justo esa empatía a la que Netflix apela en la segunda temporada recién lanzada.

Para analizar Club de Cuervos 2 es necesario precisar lo siguiente: Netflix entendió cuál es el público fuerte del show y creó contenido para éste, aunque eso significara bajar el estándar de calidad manejado en todas sus producciones. El descenso de los Cuervos no sólo afectó al equipo, sino a la producción en todos los renglones. La segunda temporada de la serie presenta un arco argumental débil, plagado de clichés, lugares comunes, problemas de continuidad y un nulo desarrollo de personajes.

El humor negro y la crítica que se hacía medianamente el fútbol mexicano, a sus formas y manejos se pierden casi en su totalidad en esta segunda temporada. El empoderamiento de la mujer trazado a través del personaje de Treviño se viene abajo con uno de los peores tratamientos en el tema del aborto vistos hasta ahora.

La química alcanzada por los personajes en la primera temporada brilla por su ausencia. Chava Iglesias, interpretado por Luis Gerardo Méndez, es el peor eslabón: extraviado, forzado e innecesario y Daniel Giménez Cacho parece inexistente. Lo más rescatable, por mucho, es la actuación de la regiomontana Mariana Treviño, quien se echa el equipo al hombro y deja en claro que está viviendo el mejor momento de su carrera como actriz.

Aun con todas sus fallas, es necesario reconocer el poder de convocatoria que tiene una serie relacionada con el futbol en Netflix y que, gracias a ella, la plataforma de streaming abra la puerta para proyectos de televisión comandados por mexicanos como las próximas series de Kate del Castillo y Manolo Caro. Aunque eso sí, la calidad debe y puede mejorar.

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